«Venezuela: Un día después».Por: José Antonio Torres Iriarte.

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El fraude electoral se consumó en Venezuela, sin importar la abierta diferencia a favor de Edmundo González Urrutia, expresada en las urnas, en las calles y plazas. Es el momento de la resistencia, por ello es el momento de luchar por la libertad con energía y coraje.

América Latina a lo largo del tiempo, ha enfrentado, derrocado y puesto punto final a diversos tipos de gobiernos autoritarios, sin embargo hoy el castrochavismo ha urdido un plan para perpetuarse en el poder en Venezuela. Hugo Chávez pretendió gobernar su país durante décadas emulando a su mentor Fidel Castro. Su muerte, por el contrario afianzó la influencia cubana al interior del gobierno, de las Fuerzas Armadas y de la policia boliviarana. Cuba tutela políticamente a Venezuela, siendo Nicolás Maduro tan solo un operador político de la Habana. Si Hugo Chávez tenía algún atisbo de nacionalismo, en su condición de militar; por el contrario el tirano Maduro es un militante disciplinado al servicio de los planes siniestros de la inteligencia cubana.

Las tiranías de Cuba y Venezuela se necesitan mutuamente, por ello se ha consumado un fraude, en el que ni siquiera han tenido el más mínimo pudor en guardar las apariencias. El Consejo Nacional Electoral en manos del chavismo, no sólo ha alterado burdamente las cifras electorales, sino que a la par su presidente ha anunciado que denunciará a los líderes de la oposición, por haber perpetrado acciones terroristas, con el claro propósito de promover el fraude electoral.

Es el mundo al revés, la mentira convertida en verdad. El cinismo en su máxima expresión. María Corina Machado y Edmundo González Urrutia aseguran contar con al menos el 40 % de las actas electorales, lo que representa una muestra nacional más que suficiente para determinar una clara tendencia electoral. Edmundo Gonzáles Urrutia fue respaldado por no menos del 65 % del electorado nacional. Cuando la dictadura y el CNE comprobaron (durante el desarrollo de los cómputos) que en todas las mesas del país ganaba la oposición, se interrumpió el suministro de información electoral y se dispuso la no entrega de copias de las actas electorales a los personeros debidamente acreditados.

El fraude se tramó desde los actos preparatorios del proceso electoral, por ello sólo estuvieron autorizados a votar en el exterior, menos de 70 mil electores. María Corina Machado fue impedida de postular y se limitó la presencia de observadores internacionales, incluso de ex Jefes de Estado latinoamericanos. El cierre de las fronteras con Colombia y Brasil, el cambio repentino de los lugares de votación para miles de ciudadanos, los actos de hostilidad contra los personeros, la censura de medios, la mentira y la desinformación son sólo parte del sinnúmero de acciones puestas en marcha por la dictadura. Nicolás Maduro se aferra al poder con el apoyo de las tiranías latinoamericanas.

Las reacciones de los gobiernos de Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica y las expresiones del Canciller del Perú deben ser resaltadas; mientrás es evidente que la virtual candidata del partido Demócrata K. Harris, seguirá la línea complaciente y sinuosa observada por la administración Biden. El Secretario General de la OEA debe pronunciarse, debe activarse la Carta Democrática Interamericana y plantearse que se lleve a cabo una Auditoria Internacional indepediente.

La tiranía de Cuba nunca ha convocado a elecciones, desconociendo la conocida frase del libertador cubano J. Martí «Cuando el sufragio es ley, la revolución está en el sufragio». Cuba sobrevive, su pueblo es sojuzgado, es insolvente e incapaz de construir un modelo de desarrollo económico. Cuba adoctrina, adiestra y prepara políticos por un lado o en su defecto promueve el terrorismo internacional. Cuba tiene operadores en toda América Latina, en el Perú el prófugo Vladimir Cerrón ha saludado la consumación del fraude electoral. El pueblo de Venezuela no se rinde, debe movilizarse con decisión. Los residentes en el exterior, deben unirse en acciones que llamen la atención de la comunidad internacional. Es el momento de defender la libertad.

La victoria de Nicolás Maduro no es legítima, su triunfo no debe ser reconocido. La oposición venezolana debe mantenerse unida, movilizarse y explorar diversos escenarios; más aún cuando ha quedado demostrado una vez más, la falta de escrúpulos de la tiranía. La libertad y su defensa debe superar diversos desafíos, más aún en tiempos en los que existe una abierta complicidad entre extremistas políticos admiradores de las tiranías y los agentes de un globalismo avasallador representado por los voceros de «mundo caviar» sin fronteras. En Venezuela, en el Perú y América Latina se libra una batalla por la libertad.

Por: José Antonio Torres Iriarte.