Hay una raíz bondadosa considerada como un insumo de oro por la medicina tradicional peruana: se trata de la uña de gato. Originaria de las regiones de Junín, Madre de Dios y San Martín, existen estudios que avalan los múltiples beneficios que este vegetal traería para el organismo.
También llamada Uncaria guianensis (aubl.) gmel, su uso era poco difundido hasta la década de los noventas, en que empezó a comercializarse como un importante antiinflamatorio natural y fortalecedor del sistema inmunológico.
Maravilla de la tierra
Las propiedades benéficas de la uña de gato se hallan principalmente en su corteza, la cual posee efecto antirreumático y febrífugo (es decir, reduce la fiebre). En este caso, suele administrarse a modo de decocciones antipiréticas.
Para los pacientes que padecen de alguna enfermedad oncológica y son sometidos a sesiones de quimioterapia, la infusión de uña de gato garantiza, según estudios realizados, la disminución de los síntomas generados después de dicho tratamiento.
Asimismo, su ingesta ayuda a reducir la proliferación del ácido químico, por lo que reduce la posibilidad misma de desarrollar cáncer.
Otras investigaciones revelan que, gracias a los alcaloides presentes en la composición de su raíz, la uña de gato puede ser empleada para tratar a personas que sufren de Alzheimer.
También beneficia significativamente a los que sufren de alguna condición estomacal, ya que limpia por completo el tracto intestinal.
Es ideal, finalmente, para tratar la dermatitis, diabetes, procesos virales e irregularidades en el ciclo menstrual.
Herbario nacional
Desde el siglo XVIII, los europeos ya habían despertado su interés científico por las plantas nativas de Perú, pues existían pruebas que demostraban su efectividad para aliviar diversas dolencias.
Por ello, recogieron algunos ejemplares para examinarlos con mayor cuidado, como lo hiciera La Condamine con la quinina y, más adelante, Antonio Raimondi con otras plantas exóticas.
Así sucedió con la uña de gato. Un informe realizado por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), cuenta al respecto:
“La historia comenzó cuando a Oscar Schüler, un antropólogo alemán que trabajaba en Perú, le diagnosticaron un cáncer terminal. En 1976, el científico viajó a Roma, curado y con la fuente de su salvación en la valija: la increíble uña de gato”.
El Departamento de Farmacología de la Universidad de San Marcos emprendió así el estudio de este insólito vegetal. Una nueva era en la medicina alternativa había comenzado.
El secreto del poder
La uña de gato tiene una virtud que pocos conocen: repara el ADN celular. De esta manera, su consumo permite mantener en óptimas condiciones el organismo.
Como buen superalimento, es aprovechable integralmente. Las hojas, por ejemplo, son empleadas para preparar infusión, la cual ayuda a tratar el catarro, la gripe y la tos.
Eso sí, no se recomienda su consumo en mujeres gestantes (o que estén dando de lactar). Tampoco en personas que hayan recibido injertos de piel o trasplantes de órganos.
Prepárala en casa
Si tu médico te ha recomendado una infusión de uña de gato, esta es la receta.
En primer lugar, pon a hervir un litro de agua a fuego lento. Acto seguido, agrega a la olla 12 gr de corteza de uña de gato (previamente lavada y picada). Deja que el vegetal hierva durante diez minutos.
Luego, cuela el té y conserva el líquido. Si deseas puedes añadir algunas gotas de miel o simplemente beberlo solo. Sentirás su sabor amargo, pero su efecto será revitalizante.
También es posible encontrar uña de gato en cápsulas y extractos. Tú elige.