Los empresarios han convertido las elecciones peruanas en una suerte de timba electoral. Una timba mafiosa donde siempre ganan. Los únicos que pierden son los electores. Amorales ellos, no ven su accionar como un delito sino como una inversión para proteger sus intereses. No les importa el proceso, sino el final.
Todo eso permanecía en secreto pero ahora el equipo especial Lava Jato ha conseguido una importante revelación que ha desencadenado otras.
El empresario Dionisio Romero, presidente del directorio de Credicorp Ltd., reveló que entre diciembre de 2010 y mayo de 2011 entregó US$3 millones 650 mil a la campaña de Keiko Fujimori. Dinero que la entonces candidata ocultó, hasta que el empresario lo hizo público.
Es necesario señalar que Credicorp Ltd., es el holding financiero más grande del Perú y que a través de sus subsidiarias provee servicios de banca comercial, fondo de pensiones, microfinanzas, seguros y asesoría financiera a nivel internacional.
Entre sus subsidiarias se encuentran el Banco de Crédito del Perú (BCP), también MiBanco, compañía microfinanciera que en el 2014 se fusionó con financiera Edyficar.
En el sector seguros tiene participación a través de Pacífico Compañía de Seguros y Reaseguros S.A. y cuenta con una administradora de fondos de pensiones con Prima AFP.
Quizás esto explique, no justifique, el interés de que Dionisio Romero haya invertido 3.5 millones dólares para que gane Keiko Fujimori. Tenía que proteger a toda costa, sus intereses financieros ante el peligro que, según ellos, representaba, Ollanta Humala.
Sobre este tema el fiscal Rafael Vela Barba, dijo que este hecho corrobora la tesis de la fiscalía que los dineros no solo provenían de Odebrecht. También lo hicieron el grupo Rodríguez Banda de leche Gloria y Capeco.
Eso explica la actuación de los congresistas fujimoristas en oponerse, primero y luego retrasar el proyecto de los octágonos.
Capeco y el Club de la Construcción tiene mucho por explicar.
¿Omisión, falta o delito?
Como se sabe Fuerza 2011, ahora Fuerza Popular, no declaró esos aportes. En los registros de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), ni Dionisio Romero ni Credicorp Ltd, ni el grupo Rodríguez Banda ni Capeco figuran como aportantes del fujimorismo.
Dime por quien apuestas y te diré quien eres
Según Magali Arellano, gerente de proyectos de «Perú: Top Publications S.A.C», los empresarios siempre han buscado relacionarse con el poder, siempre han pedido concesiones y favores.
Por su parte el economista Enrique Vásquez, autor de «Estrategias del Poder. Grupos económicos en el Perú», los vladivideos que involucran a empresarios desnudaron un mercado de favores que hasta entonces no se conocía.
Vásquez detalla la relación entre los empresarios y el poder entre 1968 y comienzos del 2000.
Aquí algunas sorpresas:
En el gobierno de Velasco Alvarado la junta militar declaró enemigas a las élites empresariales; sin embargo, algunas de las familias más prominentes como los Berckemeyer, Ferrero, Ayulo, Prado y Miró Quesada no dudaron en aproximarse, intentar lobbies, apoyar públicamente o incluso cortejar a los militares.
-En el gobierno de Morales Bermúdez la confianza de los empresarios fue más frágil. Sólo las 120 firmas más grandes tenían acceso a suministros importados bajo el esquema del FMI, y así podían embarcarse en nuevos proyectos industriales.
Durante su gobierno Fernando Belaunde no logró constituir una efectiva relación empresariado-gobierno. En buena parte, los empresarios sacaron provecho de la mala conducción de la política económica y social.
Alan García Pérez tuvo la decisión personal de llamar a los doce grupos económicos más importantes del país a los que se conoció como “Los doce apóstoles”. Llegaron a un acuerdo, pero después se rompió la relación por su polémica determinación de estatizar la banca.
Por otro lado, el sociólogo Francisco Durand en su libro “Los doce apóstoles de la economía peruana”, realizó una radiografía de las élites del poder económico local que mostró, caso por caso, los intereses, alianzas, recursos, trampas, influencias en Gobierno y el Congreso, entre otros aspectos desde una mirada social. Desde entonces poco o nada ha cambiado.
En su libro Durand advirtió que la élite económica peruana ejerce poder desde las sombras. “En varias conversaciones que tuve mientras realizaba mi investigación me dijeron: ‘Nosotros no vamos a ver a los candidatos a la presidencia. Los candidatos a la presidencia nos vienen a ver a nosotros’”.
“En materia de jerarquías hay otro factor: los gobiernos pasan y los grupos de poder económico quedan. Ellos han visto pasar a muchos por Palacio y pueden tener más experiencia en este tipo de manejos y cuestiones que los mismos gobernantes”.
Ya vemos que todo sigue igual o peor que antes.