El Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) de la Policía Nacional del Perú empezó a operar el 5 de marzo de 1990 con cinco efectivos policiales, un vehículo y un walkie talkie.
Realizó doce operaciones de inteligencia entre los años 1990-1992, pero fue el operativo décimo primero la que permitió la captura del cabecilla terrorista más sanguinario de Sendero Luminoso: Abimael Guzmán Reynoso, hoy recluido en una celda de la Base Naval donde paga ahí su cadena perpetua.
El testimonio del teniente general PNP, ex jefe del GEIN y actual congresista de Fuerza Popular, Marco Miyashiro, es revelador respecto a los detalles que rodearon lo que ha sido calificado por muchos como «la Captura del Siglo» porque significó el inicio de la pacificación en el Perú.
«En el laboratorio de Criminalística se analizó la basura recogida de la casa de la urbanización Los Sauces, del distrito de Surquillo: restos de alimentos, frascos de medicamentos, toallas higiénicas, pelos y cabellos, papeles con manuscritos, etc. En el operativo, se recurrió a mimetizar a los agentes para evitar ser detectados. Se utilizaron disfraces de barrenderos, heladeros, cambistas de dólares y muchos otros. En ninguna oportunidad fue visto Abimael Guzmán….y la vigilancia continuaba».
Cuatro días antes de ejecutarse la operación Victoria -el 12 de setiembre de 1992-, Sendero Luminoso dinamitó varias torres de alta tensión, sumiendo a Lima en tinieblas. El agente encargado de la vigilancia de la casa de Surquillo informó que pese a la oscuridad, podía ver que en la azotea se encontraban Maritza Garrido Lecca y Carlos Inchaústegui Degola (apodados Lola y Lolo).
En el segundo piso había observado un destello, al encenderse una luz que podría ser una vela o un encendedor. Este detalle permitió establecer que en esa casa vivían más personas…»
Miyashiro cuenta que fue esa circunstancia que se dispuso que el viernes se llevaría a cabo la intervención. «Entre ese martes y viernes se realizaron las coordinaciones para que participaran los representantes del Ministerio Público, además se acopiaron la logística y medios de criminalística necesarios para la intervención policial»
Habían tres casas en la mira del GEIN: una vivienda en Balconcillo y la otras dos ubicadas en La Molina y en la calle Los Sauces, en Surquillo. …a pesar de tener la orden de intervenir, ese viernes ocurrió que el principal sospechoso de la casa de Balconcillo, Zenón Vargas, quien luego sería identificado como el coordinador nacional de Sendero, no fue visto y dispuso la suspensión de la operación hasta el día siguiente.
Al promediar el mediodía, hizo su aparición Zenón Vargas y fue detenido en su casa de Balconcillo y en la requisa se encontró una pistola ametralladora y diferentes objetos característicos de los obsequios que se entregaba a Guzmán Reynoso.
«Se confirmó que esa casa era refugio de Sendero Luminoso pero en ella no se encontraba Abimael Guzmán; por lo que se tenía que intervenir las otras dos casas sospechosas…al promediar las siete de la noche, los agentes «Ardilla» y «Gaviota» que aparentaban ser enamorados y se encontraban consumiendo sus refrescos en una bodega vecina a la casa de Los Sauces- reaccionaron y detuvieron a dos visitantes de esa vivienda, el tío de Maritza Garrido Lecca y su acompañante. Los otros doce agentes nos acercamos a la carrera e ingresamos a la casa».
«Me dirigí -relata el congresista Miyashiro- directamente al segundo piso y al subir por las escaleras observé que una mujer estaba cerrando una puerta corrediza, por lo que me lancé contra la mampara, derribándola y cayendo al piso, en tanto que dos agentes pasaban sobre mi hacia el pasadizo de la izquierda y los otros dos hacia la derecha».
«Al escuchar el grito: «¡Positivo para el Cachetón!», me paré y me dirigí a esa habitación y encontré a Abimael Guzmán acompañado de María Elena Albertina Iparraguirre, la camarada Miriam. Un asustado Abimael Guzmán me preguntaba:-«¿Quiénes son ustedes?, porque él suponía que éramos del MRTA o de un escuadrón de la muerte y que lo íbamos a eliminar».
«Me identifiqué y le dije: «‘Soy el Comandante Miyashiro. Usted se encuentra detenido por delito de terrorismo, encontrándose aquí presente el fiscal provincial».
Ante ello, (Guzmán) me increpó: ¡No sabe usted el daño que le está haciendo a la revolución». A lo que le contesté:-¡Usted no sabe el daño que le ha hecho al Perú!». Luego le dije que guarde silencio porque ibamos a proceder al registro y a las otras diligencias correspondientes», relata Miyashiro.