Contaba con 92 años y tenía muchos sueños por realizar y por pintar.
Aunque el parte policial indica que de Szyszlo tropezó en el penúltimo escalón de su vivienda que da a la sala y en un acto de mantener la firmeza sujetó a su esposa y ambos cayeron, lo que realmente importa es que falleció al lado de su esposa Liliana Yábar, con quien estuvo casado durante 29 años.
Fernando de Szyszlo nació en Barranco y fue hijo de don Vitold de Szyszlo y doña María Valdelomar. Su padre era un científico, físico y diplomático polaco y su madre fue hermana del escritor Abraham Valdelomar.
Estudió en la Academia de Artes Plásticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En 1947, luego de realizar su primera exposición en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano, de Szyszlo decidió viajar a París donde después de realizar cuatro años de estudios, se adhirió al abstraccionismo, estilo que promocionaría en el Perú tras su regreso en 1951. En Paris conocería a los escritores Octavio Paz y André Breton, quienes frecuentaban con otros escritores el famoso Café de Flore.
De Szyszlo era considerado como uno de los mayores exponentes del arte abstracto en Latinoamérica, corriente que introdujo en Perú a partir de la segunda mitad del siglo XX para plasmar una temática indigenista.
Antes de viaje a París se casó con Blanca Varela, reconocida poeta peruana con la que tuvo dos hijos: Vicente y Lorenzo. Este último falleció en un accidente aéreo.
El notable pintor realizó más de cien muestras individuales en museos y galerías de América Latina, Europa y los Estados Unidos, y además ha participado en prestigiosas bienales internacionales como la Bienal de Sao Paulo y la de Venecia. También es Doctor Honoris Causa de diversas universidades.
Hasta el último día de Szyszlo continuó creando. “Trabajar en las cosas que a uno le gusta, le da sentido, significado a la vida”, solía decir.
De Szyszlo seguía la frase de Rilke, según la cual para pintar, al igual que para escribir un poema, “hay que haber amado, hay que haber odiado, hay que haber sufrido, hay que haber gozado, hay que haber visto morir”.
Fue gran amigo de Mario Vargas Llosa y de Patricia Llosa, quien en compañía de su hija Morgana acudieron a la casa apenas se enteraron de la tragedia.
Del laureado escritor guardaba un libro de Mario con una frase que lo conmovía: ‘Por tantas batallas que hemos ganado y perdido juntos’.
“Cuando no reunamos con Mario hablábamos de política, y de literatura”, solía rememorar. Precisamente su comprometido con la promoción de las ideas liberales hizo que formara parte del Movimiento Libertad, que fundó junto a Vargas Llosa.
Sus últimos días los pasó al lado de su esposa Liliana Yábar quien siempre mantenía discreta distancia en sus actuaciones públicas.
Hasta el último momento de sus días de Szyszlo solía repetir: “No le temo. Le temo a dejar la vida. Eso me cuesta horrores. Pensar que no voy a vivir me cuesta horrores, pero no quiero una vejez indigna como producen las enfermedades de ahora. Sería capaz de suicidarme, espero ser capaz de suicidarme, pero lo que más pena me da es dejar de vivir, adoro la vida.