Elenco interpretó piezas con sonoridades indígenas creadas durante el movimiento cultural desarrollado a inicios del siglo XX.
El Gran Teatro Nacional del Ministerio de Cultura transmitió, de manera gratuita, el recital Maestros indigenistas con la participación estelar de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) del Perú, dirigida por el maestro Fernando Valcárcel.
La grabación se realizó en las instalaciones del Gran Teatro Nacional –cumpliendo estrictas medidas de bioseguridad– con la finalidad de ofrecer al público una selección particular de obras creadas a inicios del siglo XX, periodo considerado como uno de los más importantes en la historia de la música peruana.
Maestros indigenistas es una producción con sentido formativo, que amplía la visión de un movimiento que rescata e impulsa nuestras melodías autóctonas y ancestrales. Esta corriente alcanzó notoriedad debido a la investigación ejecutada por músicos peruanos que llevaron sus composiciones por toda la región y parte de Europa. Se trata de obras capaces de fortalecer la identidad cultural del ciudadano y su vínculo con las artes escénicas.
En un primer segmento, la OSN expuso los tres usos de la Cashua, manifestación musical-dancística que tiene su origen en la etapa precolombina. La interpretación empezó con la versión del compositor ítalo-peruano Claudio Rebagliati, pionero en el uso de acordes populares; y continúa con Yaraví y Cashua del cusqueño Francisco González Gamarra. El bloque finalizó con La Huanuqueña de Daniel Alomía Robles, probablemente, el principal estudioso de las sonoridades nativas.
En la segunda parte del programa, la Orquesta Sinfónica Nacional invitó a conocer las tres escuelas regionales más vinculadas a la gesta indigenista: cusqueña, puneña y arequipeña. Cusco acogió a la más enérgica y vigorosa representada por la obra magistral Qorikancha de Armando Guevara Ochoa. Puno albergó la variedad y originalidad de ilustres figuras como Theodoro Valcárcel y Julián Palacios, autores de Suray Surita y Taquile, respectivamente. La más refinada y mestiza se ubicó en Arequipa, resaltando la pieza Allegro para cuarteto de cuerdas de Roberto Carpio.