Alguien debe haber, sin duda, en alguno de los restaurantes sibaritas de Münich. De lo contrario, no se explicaría por qué el supermecado Hamberger la vende a poco más de 24 euros el kilo.
Del mismo modo, expone y vende carne de canguro, algo mejor de entender, porque supongo que aquí en la capital del rico estado de Baviera, Alemania, hay también una colonia o turistas australianos.
Lo que me parece más singular es la afición por la carne de cocodrilo, pero después de pensarlo un poco, recuerdo que algunas comunidades de nuestra selva amazónica disfrutan de la carne de lagarto, que lo llaman, lo cual significa que también comen cocodrilo… con otro nombre.
Lo que no se ve en Lima ni en otras ciudades respetables como Arequipa, Huánuco o Huamachuco -hermanadas por el común avierversario del 15 de agosto- son restaurantes que ofrezcan ese «manjar». Salvo que me encuentre desactualizado y desconozca la realidad del gourmet peruano.
Por lo demás, en el Hamberger se encuentran carnes para todos los paladares, como la de bisonte, ese vacuno que vemos en grandes manadas en las películas de vaqueros y que creo, sin confirmación, se encuentra en trance de extinción.
Y para admiración de los amantes de los cebiches extraordinarios y devotos de las conchas de abanico, les cuento que en ese «súper» muniqués también las venden, pero son de tamaño descomunal, ¡casi del tamaño de una mano!
(Foto: blog.yoquierocomer.com)