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jueves, 15 mayo, 2025
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«Perú: un país a la deriva»… Por: Octavio Huachani Sánchez

El calendario marcaba el 23 de marzo de 2018, cuando un confiado y optimista Martín Vizcarra, juramentaba como presidente del Perú. En su breve mensaje señaló que los graves acontecimientos sucedidos ameritaban que se establecieran responsabilidades y que la justicia debería actuar con celeridad. «En ese sentido, señaló, propongo a los congresistas un pacto social a fin de luchar contra la corrupción e impulsar el desarrollo democrático e integrador. Podemos transformar este difícil momento en una nueva etapa política», enfatizó.

Un año después los peruanos no sienten su gobierno. Y la percepción general es que estamos a la deriva, que el país ha perdido el rumbo por la exclusiva culpa de sus principales autoridades políticas.

Lo peor de todo

Desde hace un buen rato tanto el Ejecutivo como el Legislativo se encuentran enfrascados en una lucha de poderes que al final no beneficia a nadie. No hay empleos (y si los hay están reservados para los allegados a sus partidos, como el en caso del Congreso o en algunos regionales y municipalidades). Pero en general nada de nada. Y lo peor es que se vislumbra solución alguna a corto ni mediano plazo.

En un reciente reporte sobre el Comportamiento de los Indicadores de Mercado Laboral, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) señaló que entre abril del 2018 y marzo del 2019 el ingreso promedio de los jóvenes de 14 a 24 años aumentó solo en 2 soles con 20 céntimos mientras sus horas de trabajo aumentaron de 8 a 13 horas.

Por su parte la Organización Internacional de Trabajo (OIT) más de un millón de jóvenes peruanos cuyas edades fluctúan entre los 14 a 25 años están desempleados.

En contraste, de acuerdo a una denuncia periodística, en el último día de su gestión, la mesa directiva del Congreso presidida por el congresista fujimorista Luis Galarreta tramitó 70 nombramientos de personal por plazo indeterminado. La lista incluía a excandidatos y militantes de Fuerza Popular y una excandidata y afiliados al Partido Aprista Peruano.

Si bien la mayoría de los peruanos percibe un abuso de poder de los fujimoristas y apristas, también nota una falta de reflejos y debilidad del Presidente Martín Vizcarra en el manejo de los problemas coyunturales y se encuentra enfrascado en un dialogo de sordos.

El Ejecutivo debería desechar, de una vez por todas, la idea de que va a conseguir la colaboración de una oposición que manda al tacho cada uno de sus proyectos.

El Gobierno Central tiene que centrar sus esfuerzos en realizar una gestión con eficiencia y oportunidad. La inseguridad ciudadana, el desempleo, la salud y la educación deben figurar en su agenda como prioridad.

Pero sobre todo, cumplir con lo prometido. El caso de las desatenciones de los damnificados por el Niño Costero no debería repetirse. Ni hablar de los damnificados del terremoto de Pisco que diez años después, están abandonados a su suerte.

Tampoco debe repetirse la aparatosidad mostrada en el aniego ocurrido en el distrito limeño de San Juan de Lurigancho donde el ministro de Defensa llegó con tanques anfibios que no tenían nada que hacer con la solución al problema. Problema que, dicho sea de paso, aun persiste.

Todo el escenario descrito es propicio para el descontento y las protestas. El Presidente Vizcarra debería entender que gobernar al vaivén de las encuestas es consecuencia natural de un presidente que no tiene ideas.

Pero también es necesario reconocer que además de un gobierno sin rumbo y un Congreso que obstruye, lo que existe es una sociedad sin rumbo. Una sociedad que solo se dedica a criticar a través de las redes sociales pero que no acciona. No toma las calles.

No existen, de ninguna de las partes -Ejecutivo y Legislativo-, propuestas creíbles y ni siquiera demagógicas sobre los problemas que realmente son importantes: ¿Cómo reformar la justicia, o mejorar la política de salud? ¿Cómo solucionar el problema de la pobreza? ¿Cómo disminuir la desigualdad? ¿Cómo combatir el narcotráfico, la corrupción, o con el medio ambiente?

Todo está dejado de lado y navegamos en aguas procelosas sin destino.

Con el respeto que se merece. Creemos que al Presidente sólo queda acomodarse el fajín y ajustarse los pantalones y ponerse a trabajar usando todas las herramientas que la Constitución le permite y lleve a este barco llamado Perú hacia aguas calmosas. Creo que los peruanos nos merecemos llegar a buen puerto.

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