Las reuniones familiares son momentos especiales de fraternidad, pero es cierto que a veces pueden surgir conflictos que pueden convertir un momento dulce en amargo. Matrimonios, cenas, vacaciones, cumpleaños, son encuentros que a veces derivan en conflicto, ¿por qué sucede esto?
Hablamos con Antonio Marín Manrique, máster en psicología jurídica y mediación y docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, perteneciente a Planeta Formación y Universidades, quien nos explicó el porqué de este fenómeno y qué se puede hacer para evitar que una reunión especial se convierta en un episodio indeseable.
Por qué las familias pelean en fechas especiales
Según lo explica el experto en mediación, las fechas especiales son, ordinariamente, las etapas donde «la familia más “nuclear” pasa más tiempo junta y ello, por probabilidad, lleva a aparejada la posibilidad de que se desencadenen más conflictos. La rutina, paradójicamente, tiene sus beneficios».
Cuando se presenta el altercado, la respuesta inmediata de los familiares es tratar de intervenir, pero no siempre es la mejor idea. La resolución de un conflicto debe ser lo más objetiva posible.
«Para que se pueda dar una mediación, el mediador debería de ser alguien externo a la familia, que no tenga vínculos con estos», explica el experto. «Por ejemplo, si se da un conflicto entre mi hermana y mi esposa, e intento mediar, estoy condenado a generar más conflictos, pues no sería un interlocutor válido para ninguno de los dos y, en el proceso de esa mediación, posiblemente terminaría enemistando con ambas, no porque yo lo decidiera, sino porque ninguna de ambas partes me vería imparcial».
Cómo evitar que surjan conflictos familiares
Entre las familias siempre hay asuntos por resolver, y aunque esto no impide que se comparta colectivamente, sí hay grandes posibilidades que una discusión en medio de la cena rompa los vínculos, a veces para siempre.
El diálogo aquí tiene un rol preventivo fundamental. Según lo recomienda el experto, «conviene que antes de ese almuerzo, cena o vacaciones (de ser el caso en que sean varios días los que se compartan), de haber casos conflictivos, procuren orillarlos y se traten en otros contextos, ya que no son los mejores espacios para abordarse».
Asimismo, el docente de VIU identifica en el alcohol a otro de los grandes detonantes de los conflictos familiares. Si no se puede evitar la presencia de la bebida en estos espacios de compartir, al menos sí limitarlos al máximo, permitirá salir ileso de un conflicto militar.
«Siempre será importante, en reuniones, no sacar ‘trapos sucios’ del pasado», concluye Antonio Marín. «Y en el caso que aparezca algún conflicto, es mejor tratarlo de modo bilateral, entre las personas que lo tienen, y procurar que no se expanda al resto de la familia, ya que en ese momento no me cabe duda que el conflicto empeorará».