No a los golpismos. Por: José Antonio Torres Iriarte

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La historia política nacional ha estado marcada por los militarismos durante el primer medio siglo de nuestra vida independiente, que retomarona conducción del país luego de la Guerra con Chile y que durante el siglo XX tuvieron una clara vocación pro oligárquica en particular y antiaprista en especial.

Más allá de los debates entre liberales y conservadores en el siglo XIX, la sucesión de presidentes que dieron vida a la llamada «República Aristocrática» a inicios del siglo XX, durante el siglo XX los sectores más tradicionales del país no fueron capaces de organizar a las masas y a los trabajadores bajo la égida de un partido político.

El gobierno de Leguía que fue frontalmente golpeado por la crisis internacional de 1929, el golpe liderado por el Comandante Sánchez Cerro en agosto de 1930 y el proceso electoral de octubre de 1931 mostraron el nuevo rostro de un país con nuevos actores sociales y políticos. La presencia del aprismo y de Víctor Raúl Haya de la Torre en 1931, representó un nuevo derrotero para un electorado que fue representado a través de la Célula Parlamentaria Aprista en el Congreso Constituyente de ese entonces. Los resultados oficiales de las elecciones de 1931 dieron como ganador a Sánchez Cerro lider de la Unión Revolucionaria.

El APRA cuestionó los resultados y en febrero de 1932, los 23 constituyentes apristas serían «desaforados» del Congreso de manera arbitraria por un gobierno que utilizó la represión como arma política. Analizar con detalle los acontecimientos acaecidos en 1932 o 1933 aún sigue siendo una tarea pendiente. La persecución y proscripción del aprismo forma parte de la historia nacional y se mantuvo vigente hasta 1956, salvo el período entre 1945 y 1948 en el que con los votos apristas fue elegido presidente José Luis Bustamante y Rivero.

Hace pocos días el ex congresista Víctor Andres García Belaunde (en un programa político) ha reiterado que en las elecciones generales de 1962 se consumó un fraude a favor del APRA y en perjuicio de Acción Popular. El ex congresista olvido señalar como la alta dirigencia de Acción Popular visitó al tirano de turno, para expresarle su saludo y felicitación por haber perpetrado un golpe e impedir que Haya de la Torre fuera ungido presidente de la República.

El General Pérez Godoy un 18 de Julio de 1962 puso fin al gobierno de Manuel Prado e impidió que ese día se instalaran las Juntas Preparatorias del nuevo Congreso, luego de haberse realizado las Elecciones Generales que habían dado como ganador al líder aprista con una diferencia de alrededor de 15 mil votos, respecto a Fernando Belaunde. En más de una oportunidad he sostenido que la actitud «golpista» de Acción Popular y de su líder fueron manifiestas.

La dictadura militar anuló las elecciones y convocó a nuevos comicios, en los que (un año después) el APRA y Haya de la Torre obtuvieron más votos que en 1962. El llamado «Veto» contra la elección del Haya de la Torre fue manifiesto y más aún cuando el propio presidente Manuel Prado le expresó personalmente al fundador del aprismo, la voluntad de las Fuerzas Armadas.

El llamado «Discurso del Veto» pronunciado un 4 de Julio de 1962 (en la sede del Partido Aprista) hoy constituye una lección de desprendimiento y de vocación por preservar las libertades en un país donde imperaron las dictaduras. Haya de la Torre dió una lección demostrando ser el líder de un partido con doctrima e historia. Acción Popular sin doctrina, fue en los años sesenta la expresión de las clases medias en una sociedad marcada por la industrialización y la creciente urbanización.

Acción Popular supó conjugar el antiaprismo, con la figura de un líder joven y carismático como Fernando Belaunde Terry. En las Elecciones Generales de 1963, Acción Popular logró la victoria en Alianza con la Democracia Cristiana, el partido social progresista y el partido Comunista pro soviético. Haya de la Torre que negó dialécticamente al marxismo y forjó un pensamiento político que marcó e influyó en toda América Latina nunca transigió con ninguna dictadura. Años después el golpe militar perpetrado por el general Juan Velasco Alvarado impedió que se realizaran Elecciones Generales en 1969, en las que seguramente hubiera sido electo presidente Víctor Raúl Haya de la Torre. En la etapa final de su vida, sería elegido Presidente de la Asamblea Constituyente que aprobó la Carta Política de 1979 que años después sería violada por Alberto Fujimori un 5 de abril de 1992.

La política debe ser instrumento para formar y educar a los pueblos en los valores y principios por la libertad. La historia nacional debe señalar con claridad a todos aquellos que en su momento violentaron el orden constitucional, no fueron capaces de defenderlo, no tuvieron la grandeza de reconocer una derrota electoral y alentaron «golpes de estado».

Por: José Antonio Torres Iriarte