Muere Fernando Matthei, miembro de la Junta Militar de Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet.
A los 92 años de edad falleció hoy Fernando Matthei, ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile (FACh) y miembro de la Junta Militar, tras reemplazar en 1978 al general Gustavo Leigh.
Ingresó en 1945 a la Escuela de Aviación y luego fue destinado a la Base Aérea Los Cóndores, donde obtiene su nombramiento de Piloto de Guerra.
Tres años más tarde asciende a Subteniente y es destinado al Grupo Nº4 de Bombarderos en Colina.
En 1951 es nombrado como Teniente y ese mismo año se casa con Elda Fornet, quien tuvo cinco hijos: Fernando, Robert, Hedy Jaqueline, Víctor Alejandro y Evelyn, actual alcaldesa de Providencia.
Después del golpe de Estado de 1973, asumió como director de la Academia de Guerra Aérea.
Matthei no tuvo participación en el golpe pues se encontraba como Agregado Aéreo en la Embajada de Chile en Londres, Inglaterra.
En 1978 pasa a ser Integrante de la Junta de Gobierno.
En este rol, Matthei colaboró con los británicos en la Guerra de Las Malvinas.
El 5 de octubre de 1988 fue el primero en reconocer el triunfo del NO (*).
En septiembre de 2012, el juez Mario Carroza rechazó procesar al General (r) Fernando Matthei en el marco de la investigacíon por la muerte del General Alberto Bachelet.
El juez Carroza sostuvo que no había razones para suponer que Matthei participó en la muerte del padre de la Presidenta Bachelet,
En 2013, otra solicitud de procesamiento fue efectuada por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos. “La responsabilidad penal de Matthei es indiscutible debido a que este habría tenido conocimiento de las torturas efectuadas a Bachelet y no habría hecho nada por impedirlo”, sostuvo el abogado Eduardo Contreras.
Fernando Matthei respondió: “Acusarme a mí de tener alguna participación en la muerte de mi amigo el General Bachelet, es tan grotesco como acusar a Bachelet de traición a la patria…”.
Y por segunda vez, el ministro de la Corte Suprema Mario Carroza rechazó la nueva solicitud.
Comunicado de la FACh
A través de un comunicado de prensa, la Fuerza Aérea de Chile declaró lo siguiente: “Como culminación de su destacada trayectoria profesional en la Fuerza Aérea de Chile, el General Matthei (Q.E.P.D.), alcanzó el grado máximo jerárquico de General del Aire, lo que le permitió estar al mando de la Institución entre los años 1978 y 1991.
Nació en la ciudad de Osorno el 11 de junio de 1925, ingresando en 1945 a la Escuela de Aviación “Capitán Manuel Ávalos Prado”, siendo integrante del primer curso regular de Oficiales impartido por esta Escuela Matriz, además de convertirse en el primer piloto de combate egresado del Plantel Formador de Oficiales de la Fuerza Aérea de Chile.
Es importante señalar que durante su mando como Comandante en Jefe fue el principal gestor e impulsor de la creación de la Feria Internacional de Aeronáutica (FIDA), actual Feria Internacional del Aire y del Espacio (FIDAE), de la Empresa Nacional de Aeronáutica (ENAER), de la construcción del primer aeródromo en la Antártica y de Villa “Las Estrellas”, el diseño y fabricación del avión de entrenamiento e instrucción T-35 “Pillán”, de la adquisición de diferentes sistemas de armas aéreos y terrestres que incrementaron las capacidades operacionales de la Institución, la creación de la Escuadrilla de Alta Acrobacia “Halcones” y de la consolidación de la Banda Sinfónica Institucional, entre muchas otras.
La Fuerza Aérea de Chile acompaña en el dolor a su familia y amigos, deseando que puedan encontrar el consuelo ante esta irreparable pérdida”.
“Mi padre vota por Piñera”
La tarde del viernes, ad portas de los cierres de campaña, Evelyn Matthei, aludió a su padre ante una consulta sobre si el candidato presidencial José Antonio Kast era el preferido de la denominada “familia militar”.
“Mi padre no vota por él. Mi padre fue general y vota por Piñera, claramente”, dijo a CNN Chile.
(*) En carta a El Mercurio, Matthei explicó:
“Compartí, y sigo compartiendo plenamente, los ideales que inspiraron el pronunciamiento militar del 11 de septiembre de 1973, consecuencia inevitable de un conflicto civil agudizado hasta el extremo, en cuya gestación y desarrollo las Fuerzas Armadas y de Orden no tuvieron participación ni responsabilidad alguna.
Segundo, lamento profundamente, como lo he lamentado siempre, toda pérdida de vida humana. Las víctimas civiles y militares de esta desafortunada etapa representan un testimonio de extremo sentimiento para nuestra conciencia, con las consecuencias de dolor que acarrea para una nación el abandono de una convivencia regida por la razón, que obliga al empleo de la fuerza.
Tercero, me siento honrado de haber participado en el gobierno militar, como ministro y como miembro de la Junta de Gobierno. La labor cumplida por las Fuerzas Armadas la juzgará la historia y estoy convencido de que será positivamente.
Cuarto, creo firmemente que modernizamos de raíz nuestro país y le dimos un orgullo y una grandeza que le abrieron brillantes perspectivas.
Quinto, cumplimos escrupulosamente nuestro compromiso de volver a la democracia plena y de restaurar la libertad política, económica y social.
Este último compromiso fue sellado el 8 de agosto de 1980 cuando firmamos -el Presidente de la República, los miembros de la Junta de Gobierno y los ministros de Estado- el proyecto de una nueva Constitución. Esta Carta Fundamental contenía, en sus artículos transitorios, un mandato para la construcción, a través de un conjunto de leyes orgánicas constitucionales, de las instituciones que asegurarían una democracia al servicio de la libertad. Asimismo, establecía un itinerario, preciso e inmodificable por nuestra voluntad, para una transición gradual, legal y pacífica hacia la democracia plena. Ese itinerario contemplaba un plebiscito para definir quién ocuparía el cargo de Presidente de la República en un período posterior. Ese plebiscito se realizó de manera justa, transparente e impecable. Y su resultado, como no podía ser de otra manera, fue respetado estrictamente por el Presidente Pinochet y la Junta de Gobierno.
He señalado que esa noche del plebiscito tuvimos entre nosotros distintas apreciaciones sobre la mejor manera de asegurar el orden público, siempre dentro de la Constitución y la ley, como es natural que existan en un momento tan crucial y entre personas que habían vivido y actuado en las circunstancias excepcionales que marcaron esos tiempos. Así fue, y creo que primó esa noche la moderación y sensatez del pueblo chileno. Les aseguro a mis compatriotas que jamás existió la más mínima vacilación del Presidente Pinochet o de algún miembro de la Junta de Gobierno en orden a respetar los resultados de ese plebiscito y así cumplir estrictamente lo que mandaba la propia Constitución que nosotros habíamos propuesto al país.
Respeto, considero y valoro toda opinión distinta sobre estos años tan complejos, difíciles y preñados de destino para nuestra patria. Pero los hechos son los hechos, y no puedo sino ser leal a mi conciencia y decir mi verdad. Se la debo al país que adoro y que tanto le ha dado a mi familia. Lo hago para ser fiel a la verdad histórica, base fundamental de la reconciliación y la unidad nacional que necesitamos para hacer de Chile una gran nación”.
Fuentes: El Mostrador
Nodal