Durante los pasados 15 a 20 años, la política mundial se ha enfocado en la promoción de la privatización, en las asociaciones público-privadas y en la comercialización de los servicios de agua.
Los modelos y las políticas del sector público y comunitario, destinados a garantizar un acceso universal del agua,fueron pasados por alto.
Desde 1970 estos modelos fueron debilitados en gran medida o destruidos por el neoliberalismo contrarrevolucionario, a pesar de su enorme potencial en el campo internacional de la salud y el desarrollo.
Si bien las políticas de privatización y comercialización del agua parecen estar debilitadas en muchos lugares, el predominio de la economía neoliberal –la creencia de la venta de todo al mejor postor– sigue prevaleciendo en la gestión y el manejo del agua.
Como resultado, los sistemas públicos y comunitarios continúan siendo amenazados por la privatización, la comercialización y la “participación del sector privado.” Esta participación se refiere a una variedad de opciones para que las empresas privadas puedan controlar, administrar e invertir en empresas públicas de agua.
Por tanto, son muy necesarias las estrategias de defensa del agua como bien común, y la resistencia frente a la lógica del comercio del agua.Por eso, los movimientos por el agua van en aumento haciendo realidad sus alternativas. Hoy ha llegado el momento de trasladar el debate político hacia la construcción de alternativas público-comunitarias, para que el agua sea un derecho humano en las Américas.
Estas son alternativas, en definitiva, para resistir a la privatización y a la comercialización del agua,y para impulsar la necesidad urgente de una profunda transformación del estado actual de los sistemas comunitarios de agua. Esto significa que los movimientos por el agua necesitan buscar formas de desarrollar, equitativa y sosteniblemente, sistemas de agua basados en la transparencia y la democracia directa, en el derecho humano al agua, con una participación sostenible y efectiva de los usuarios y los trabajadores.
Además, esto significa también que las alternativas existentes,como los sistemas comunitarios que funcionan bien, tienen que ser parte de los movimientos del agua, aunque éstos no se hayan politizado.Las visiones para el manejo público y comunitario se están expandiendo en las Américas. Su objetivo es transformar, democratizar y dinamizar los sectores público y comunitarios para generar alternativas concretas a la falta de sistemas de agua, tanto públicos como privados.
Este es especialmente el caso en varios países de América donde las oportunidades reales de agua pública están surgiendo a causa de los cambios políticos hacia la izquierda.
Sin embargo,sigue siendo un problema la definición en la perspectiva estratégica y de oportunidad política para tales alternativas. Incluso, cuando existe voluntad política hay pocos medios y herramientas o escaso apoyo de los gobiernos, las instituciones del Estado, los donantes y las organizaciones internacionales, a pesar del potencial extraordinario y de muchos ejemplos inspiradores.
Los proyectos para el manejo alternativo del agua siempre han existido y hoy en día son cada vez más, siendo visibles a través de sistemas comunitarios, cooperativas, empresas públicas democratizadas y administradores progresistas, así como también de autoridades públicas participativas. Por su parte, varios países han implementado reformas significativas constitucionales y legales relacionadas con el agua, mediante el establecimiento de nuevas autoridades para este sector específicamente.
Del mismo modo, existe un incremento de la experiencia democrática de la gestión del agua, desarrollado por numerosos sistemas públicos y empresas de saneamiento, así como también por sistemas comunitarios y cooperativas. Pero aun así, sigue existiendo una clara necesidad de fortalecer y democratizar estas empresas y sistemas.
Acuerdos de cooperación público- públicas: un modelo solidario para el manejo del agua. Los acuerdos de cooperación Público-Públicas (PUPs) –que consiste en la colaboración entre dos o más agencias o autoridades– surgió como un intercambio bilateral dentro y entre países.Tanto en temas de agua y saneamiento, el modelo implica un acuerdo sin fines de lucro entre un operador público de agua y un proveedor de servicios públicos, destinado a la creación de herramientas por medio de capacitación y asistencia técnica.
Son alianzas entre operadores de agua menos exitosos –ya sean empresas públicas o comunitarias– para capacitación, asistencia técnica y/o el financiamiento de los proveedores exitosos de servicios públicos.
Dichas alianzas refuerzan finalmente al sector público y permiten la democratización del proceso.Actualmente existe un movimiento que busca crear una plataforma mundial para la organización y el intercambio de conocimientos y recursos, así como también para la construcción de una amplia alianza entre asociaciones.
El agua no es mercancía, es un bien común y por eso se debe rechazar todas las formas, modalidades y ámbitos de privatización, inclusive la asociación pública-privada, acuerdos comerciales y formas de tercerización estratégica que han mostrado su fracaso en todo el planeta.Los movimientos sociales acompañan la lucha por la defensa del agua, la naturaleza y los bienes comunes, en contra de los megaproyectos que fortalecen el modelo corporativo al tiempo que violan los derechos de la naturaleza y de los pueblos
¿Ceguera política?
El agua virtual es la cantidad de agua que podría ser o que es consumida por unidad de alimento durante su proceso de producción (FAO, 2003; en Pengue, 2008). Es decir, no se trata del agua líquida que se bebe o se usa en forma directa, sino el agua que se utiliza en el proceso de producción de alimentos o de otras mercancías de consumo.
En los últimos 40 años, la circulación de agua virtual ha aumentado regularmente con las exportaciones de los países agrícolas. Se estima que aproximadamente 13% del agua utilizada en el mundo es exportada como agua virtual.A su vez, un 67% de la circulación del agua virtual está relacionada con el comercio internacional de cultivos.
En el último quinquenio del siglo XX, el trigo y la soja representaron ambos el 47% del total de estas salidas.
Algunos sostienen drásticamente que la importación y exportación de los productos, de hecho, implica la importación y exportación de agua virtual.
De modo similar al Agua Virtual, existen otros ejemplos de actividades extractivas en los que las externalidades no son internalizadas y que también involucran al desarrollo del sector primario, junto al aumento del pasivo ambiental.
(Fuente: Nodal)