Minam publicará estudio sobre la diversidad del ají peruano y la importancia de su conservación

0
51

Hay algunas variedades que se cultivan en condiciones de agricultura intensiva o industrial y otras que crecen en huertos y jardines donde se cultivan con prácticas tradicionales.

El ají es mucho más que un ingrediente esencial en la cocina peruana. Es un símbolo de la rica biodiversidad agrícola del Perú, un gran saborizante y buen recurso energético en temporada de frío, entre otros beneficios.

Esta especie de nuestra flora (género Capsicum) incluye una gran diversidad de tipos, cultivadas y silvestres, que se observan en la amplia variedad de sabores, colores y niveles de picante. Cada uno de estos elementos enriquece la cocina peruana y representa un legado cultural invaluable.

El Ministerio del Ambiente (Minam) en cumplimiento de su rol sectorial, implementa diferentes acciones orientadas a la conservación y utilización sostenible de las cinco especies cultivadas de ají y rocoto.

Investigación

En este contexto, el Minam ha elaborado la «Línea de base de la diversidad del ají y rocoto peruano con fines de bioseguridad», a través del cual se ofrece una visión integral de las especies del género Capsicum presentes en Perú. Dicho estudio enfatiza en el valor estratégico, ecológico y cultural, estableciendo una base sólida para futuras acciones de uso sostenible vinculadas a su producción, pero sin descuidar su efectiva conservación.

El estudio, que se presentará el próximo martes 10 de setiembre, documenta cuantos y cuáles son las especies de Capsicum presentes en nuestro territorio, aborda las amenazas potenciales y los medios para enfrentarlos, entre otros aspectos relevantes.

Perú picante

Según el director general de Diversidad Biológica del Minam, Mirbel Epiquien, cada región natural del Perú tiene su ají característico: el mochero en el norte, el rocoto a lo largo de las yungas y los Andes; y el charapita en la Amazonía.

Entre los ajíes más conocidos se encuentran el panca, el amarillo, el limo y el rocoto, producidos mediante agricultura convencional. También están el pimiento y la páprika, que se cultivan en condiciones de agricultura intensiva o industrial para la exportación. “En los huertos y jardines se cultivan con prácticas tradicionales un sinfín de variedades tradicionales como el ají dulce, el ají pucunucho, y muchos más”, acotó.

En los bosques amazónicos, las cuencas hidrográficas y bosques secos, crecen las especies silvestres, ancestros de los cultivos, adaptados a condiciones extremas de sequedad o humedad, que son fuente de genes adaptativos para el cambio climático.

La ruta del ají

Los especialistas del Minam han realizado un exhaustivo monitoreo de la diversidad del ají a través de la «Ruta del Ají», un programa que permite conocer la distribución y estado de las variedades en diversas regiones del país. Este esfuerzo facilita la recolección de datos esenciales para la conservación, fomenta la participación comunitaria y sensibiliza a la población sobre la importancia de preservar estas especies.

Efeméride

“El Día Nacional del Ají” es una oportunidad para revalorar la riqueza de su biodiversidad y reconocer a los agricultores y sus comunidades por conservar y proteger esta herencia natural y cultural. El Minam contribuye a ello mediante la conservación, la investigación, el monitoreo y la educación ciudadana.