“¡Masacres!” … Por: José Luis Vargas Sifuentes

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Hace pocos días, el diario El Comercio de Lima tituló en su portada: ‘Masacre en colegio de Brasil’. Se refería al asesinato de 8 personas cometido por dos exalumnos en un colegio de Sao Paulo.

Esa misma noche, un comentarista deportivo de Canal N analizaba la eliminación del Bayern Munich de la Champions Ligue, y al referirse al gol de la victoria anotado por el Liverpool, dijo: “Así se consumó la ‘masacre’ del equipo alemán.”

Semanas antes, un sujeto aparentemente desquiciado disparó contra una decena de personas en un centro comercial de Independencia y ocasionó la muerte de cinco de ellas, antes de caer abatido por la policía. De inmediato, en los medios de comunicación y por las redes sociales se empezó a informar que el victimario había cometido una ‘masacre’.

Para analizar si el término está bien empleado, leamos lo que dice el Diccionario de la Real Academia Española sobre la palabra: “masacrar. Cometer una matanza de personas o asesinato colectivo”. Y: “masacre. Matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida».

Hablar de ‘asesinato colectivo’ es hablar un acto equivalente a genocidio, como lo ha explicado en varias oportunidades la lingüista Martha Hildebrandt: «La Academia no acepta el uso de masacre y masacrar cuando se trata del asesinato de una o pocas personas, aunque el homicidio sea especialmente cruel, sangriento o alevoso. Y menos aún cuando solo se trata de un grave maltrato físico, por cruel o sádico que sea, si no ha llegado a producir la muerte.»

Debemos tener en cuenta también que sinónimas del vocablo son, entre otras, las palabras exterminio, aniquilamiento, inmolación, mortandad, genocidio y holocausto.

Ninguno de los casos referidos líneas arriba tiene, pues, el mínimo acercamiento con el significado de la palabra ‘masacre’ en la forma empleada.

Por ello, más incorrectos resultan titulares como: ‘Esposo ‘masacra’ a su mujer y la manda al hospital’, y referencias a ‘la masacre de los Barrios Altos’. En el primer caso se trata de lo que en Perú conocemos como golpiza (paliza, para los demás); y en el segundo, de una matanza. Y lo mismo puede calificarle lo ocurrido en Brasil y en el distrito de Independencia.

Según análisis de los lingüistas por Internet, masacre se aplicar a situaciones en las que existe una gran desigualdad de poder entre víctimas y victimarios, y los asesinatos se presentan como crueles, alevosos e innecesarios.

El concepto cobró relevancia en los genocide studies (estudios sobre genocidio), que se extendieron a partir de la aprobación de la Convención para la Prevención y la Sanción del Genocidio, por las Naciones Unidas, en 1948.

Uno de los analistas, el psicólogo Israel Charny, dice que toda masacre es un genocidio, incluidos accidentes originados en un gran desprecio por la vida humana, como el de Chernóbil.

Pero lo que resulta totalmente desmedido, inaceptable, fuera de órbita y demuestra un total y grave desconocimiento de nuestro idioma, es que quienes se sienten y autoconsideran ‘comunicadores sociales’ o se pretenden periodistas, hagan pésimo uso del idioma que es nuestra principal (y única, diríamos) herramienta de trabajo.

Sin ánimo de censura, que los aludidos podrían considerar como una ‘atentado contra la libertad de expresión’ –ese sambenito que esgrimen cuando alguien, aunque en esta caso periodistas como nosotros, les hacemos algún reparo–. No tienen en cuenta que nuestros mensajes están dirigidos a un público ‘invisible’, es decir, niños, jóvenes, adultos, analfabetos, hombres y mujeres, de toda clase y condición, y reciben nuestros mensajes como la palabra de Dios se tratara. “Si ellos lo dicen, así debe ser…”

Por lo dicho, más inaceptable resulta que se hable de ‘masacre’ cuando de un partido de fútbol se trata. Rompe todos los límites de lo permisible.

En nuestra modesta, pero autorizada opinión la única ‘masacre’ que se comete, pero al revés, es la de esos ‘comunicadores sociales’ contra el idioma español. Y no es ahora ni solo en nuestro país.

Para concluir el tema, recordemos que el 9 de julio de 2014, al día siguiente de que la selección de Alemania venciera a Brasil por 7 goles a 1, en su propio estadio –el famoso Maracaná–, el suplemento deportivo del diario La República, calificó la eliminación del equipo local con este título a todo lo ancho de su portada: “¡Masacre!”

Lo dejamos ahí.