Una de las tareas más sensibles que tendrá que afrontar el nuevo alcalde de Lima Metropolita, Rafael López Aliaga, está relacionada con los adultos mayores.
En los últimos años la desatención, el maltrato, la marginación y el olvido a los adultos mayores ha llegado a limites inimaginables debido a la desidia de las autoridades supuestamente encargadas de velar por el bienestar de los ancianos. Y también, hay que decirlo, de algunos vecinos de distritos mesocráticos de Lima.
LIMA, AYER Y HOY
Mientras la población de las personas mayores de 60 años ha ido en aumento, los servicios (que incluyen casas de reposo, comedores y atención médica especializada (geriatras, gerontólogos, terapistas, etc.) han ido disminuyendo con relación al aumento poblacional de adultos mayores.
De acuerdo a las cifras proporcionadas por el INEI, en marzo del 2014, la población de personas mayores de 60 años era de 2 millones 882 mil ancianos y hoy existen cuatro millones 140 mil adultos mayores en todo el país.
Lima Metropolitana alberga una población de 963 mil 353 de adultos mayores. De ellos, San Juan de Lurigancho, el distrito más grande del Perú, con un millón de habitantes, alberga a 82 mil 932 ancianos; mientras San Isidro, con 69 425 habitantes, tiene 13 mil 385 adultos mayores.
LIMA, MI VIEJA LIMA
La municipalidad Lima, a través de la Beneficencia de Lima debería atender a los 42 mil 876 adultos mayores que viven en Lima Cercado. Debería.
Según cifras reveladas por Carlos Contreras, gerente de Desarrollo Social de la Municipalidad Metropolitana de Lima, solo en Lima Cercado, seis mil adultos mayores viven en condiciones paupérrimas. Ellos, que sobreviven de la caridad, apenas se alimentan y duermen en las calles. La mayoría no posee siquiera un DNI que los identifique, ni memoria, menos familiares que los asistan.
Hasta hace unos años existían tres casas de reposo para adultos mayores bajo la directa administración de la municipalidad de Lima: El albergue María Rosario Araoz ubicado en el distrito de San Juan de Miraflores, con 119 adultos mayores internos; la Casa de Todos, ubicada en la urbanización Palomino, que alberga a 41 adultos mayores sin hogar (aunque su página web señale 80), y el hospicio Bartolomé Manrique, una hermosa casona que acaba de ser restaurada y que se encuentra en la plaza Francia, pero que ahora está destinado para salas de lectura, información turística y de exposición y difusión cultural.
LA PÉSIMA GESTIÓN DE LA BENEFICENCIA DE LIMA
Además, como señalamos líneas arriba, la municipalidad, a través de la beneficencia de Lima también administra otros albergues siendo el más grande el Hogar Canevaro del Rímac que debería albergar a 680 ancianos, entre pagantes y gratuitos. Debería.
Según nuestras fuentes en las dos últimas gestiones municipales (Luis Castañeda y Jorge Muñoz) la misión de la Beneficencia de Lima (cuyos directivos siguen en funciones desde hace ocho años), se ha visto reducido hasta casi desaparecer.
Hasta hace unos años la beneficencia tenía bajo su administración seis albergues periféricos. Ellos son:
El Hogar Sagrado Corazón, ubicado en el Jr. Chiclayo 591, Rímac que fue entregado a la municipalidad del Rímac, para uso de oficinas y que actualmente se encuentra cerrado.
El Hogar Eduardo Luque, de la Av. Bausate y Meza 368, La Victoria, cerrado por falta de mantenimiento.
El Centro Residencial Gerontológico María Castaño, del Jirón Ica 458, Lima, también cerrado por falta de mantenimiento.
El Hogar Sagrada Familia, ubicado en la Av. Francisco Pizarro 551, Rímac, que tiene una capacidad para 51 parejas de adultos mayores y solo cuenta con 21 adultos mayores. Y el Centro de Atención Residencial Geriátrico San Vicente de Paul que está ubicado en el Jr. Ancash 1595, Barrios Altos. Este local que tiene una capacidad para albergar a 180 adultos mayores fue
cerrado “temporalmente” bajo el pretexto de remodelarlo, sin embargo, según nuestras fuentes, los directivos de la Beneficencia habrían realizado intentos de vender el local, pero el ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, a través de la Dirección de Personas Adultas Mayores no autorizó el despropósito.
OTRA PERLA
El Hogar Canevaro, el más grande del país, tiene una capacidad de 680 habitaciones, pero su población actual es de solo 268 personas, De ellos 197 adultos mayores son originales de Canevaro y 71 provienen del asilo San Vicente de Paúl. Es decir, hay más habitaciones disponibles (407) que ocupadas.
Contradiciendo las cifras oficiales del INEI, para los directivos de la Beneficencia de Lima, la población de adultos mayores se habría reducido. No hay otra explicación.
Pero algo de culpa también la tienen los encargados de la administración de este albergue. Canevaro a pesar de poseer un espacio abierto previo al ingreso al centro, este no ha sido habilitado para ser usado como una suerte de alameda por los adultos mayores residentes. Para ellos (los administradores) la integración debe ser netamente interna. Ignoran las opiniones de especialistas que esta situación resulta perjudicial para el anciano, porque aislado pierde todo tipo de contacto con el exterior y es una de las principales causas de la depresión. No hay un Plan de atención gerontológica que incluya un conjunto de actividades preventivas, asistenciales, terapéuticas, de rehabilitación y capacitación, especialmente preparadas por el equipo de salud dirigido tanto a los pacientes como a sus familias para que no pierdan el vínculo. Todas las tareas son de carácter administrativo.
EL CONGRESO Y LOS VIEJITOS El Hospicio Ruiz Dávila, que está ubicado en la cuadra 5 del Jirón Ancash (a pocos metros del palacio Legislativo), es un hermoso ejemplo de la arquitectura de principios de la república y que hasta pocos años, albergaba a 170 ancianos pero que, como es natural, con pasar de los años las instalaciones fueron deteriorándose. En 2010 el Congreso, entonces presidida por Luis Alva Castro, decidió restaurar sus instalaciones. Apenas acabados los trabajos, el Hospicio fue puesto en valor y adquirido por el Congreso para ser usado como oficinas administrativas del Parlamento Nacional, mientras los viejitos fueron trasladados a diferentes albergues.
LA CEREZA DE LA TORTA
En diciembre de 2021, en el distrito de La Molina, un grupo de vecinos de La Fontana no permitieron que los trabajadores del Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (INABIF) ingresen a una calle para la instalación de un albergue de adultos mayores en situación de abandono. Los residentes argumentaron que un albergue para ancianos restaría valor a sus propiedades.
Así estamos.
Por: Octavio Huachani