Aunque hasta la víspera resultaba difícil de creer, finalmente Kenji Fujimori fue suspendido de sus derechos partidarios durante 60 días. Ahora ya sabemos, las sonrisas eran solo para las fotos, la procesión iba por dentro.
No son pocos los que señalan que el resultado de esta versión criolla de “Juego de Trono” se presta más que para un análisis político, para un análisis de carácter clínico. O para el comentario de un especialista de espectáculos. Para los últimos esta “suspensión” forma parte de una opereta bien orquestada para ganar portadas en los diarios mostrando un rostro humano y otro férreo.
De todas maneras no es fácil imaginar que un partido fundado por un Fujimori (Alberto) y donde han ingresado a la política, y al congreso, otros miembros de la dinastía como Santiago Fujimori, Keiko Fujimori Y Kenji Fujimori, ahora separen a uno de ellos, -aunque sea temporalmente-, y les nieguen sus derechos partidarios (uno de ellos, el más relevante), como ejercer cargos en el congreso representando a Fuerza Popular.
Esta medida deja fuera de carrera a la presidencia del Parlamento al congresista que ocupó el primer lugar y deja la cancha libre para Cecilia Chacón, reemplace a Luz Salgado. La prohibición de no asistir a las reuniones de la bancada resulta un saludo a la bandera, toda vez que Kenji nunca asistía a dichas reuniones.
Algo que nunca podrán impedir que Kenji siga haciendo uso de la redes para aparecer y seguir marketeándose. Para ello cuenta con un equipo que actúa de manera eficiente e inmediata, donde un dibujante viste de manera apropiada para cada ocasión que Kenji publica sus tuis.
Sin duda tendremos circo para rato (bueno, estamos en plena temporada) que servirán para distraernos del proceso donde se investiga a la lideresa de Fuerza Popular por lavado de activos y a Kenji que explique la procedencia de los millones de dólares que sirvieron para incrementar el modesto capital inicial de su pequeña empresa de depósito de contenedores.