Científico del IGP participó en una investigación conjunta con expertos franceses, brasileños y uruguayos cuyos resultados fueron publicados en la revista “Science of the Total Environment”.
El suelo que pisamos, aquel sobre el cual construimos nuestras viviendas, sembramos nuestros alimentos, desarrollamos nuestra vida, ha experimentado y viene siendo parte de una serie de cambios, ya sea por la influencia de procesos antropogénicos, es decir, vinculados a las actividades humanas, o por procesos completamente naturales.
Estos cambios pueden ser estudiados a partir de varias disciplinas científicas y diversos métodos. Uno de ellos, tal vez curioso y poco convencional para todos nosotros, es aquel que estudia los isótopos radiactivos obtenidos a partir de residuos de bombas y pruebas nucleares.
Recientemente, la revista “Science of the Total Environment” publicó una novedosa investigación realizada por científicos del Laboratorio de las Ciencias del Clima y del Medio Ambiente (LSCE, Universidad Paris-Saclay, Francia), Universidad Federal de Santa María y Universidad Federal de Rio Grande do Sul, (Brasil), Universidad de la República (Uruguay), Instituto Geofísico del Perú (IGP) y la Universidad Agraria La Molina (UNALM), quienes utilizaron isótopos radioactivos de plutonio dado que estos brindan resultados muy confiables respecto a la datación de la edad del suelo.
Pero ¿cómo se obtuvieron las muestras y de dónde provinieron?
Durante 1945 y 1980, EE. UU., Reino Unido, la extinta URSS, Francia y China realizaron pruebas de armas nucleares atmosféricas cuyos rastros fueron detectables una vez que se depositaron en la superficie de los suelos mediante las lluvias. “Los radionúclidos en cantidades traza o ultratraza se unen fuertemente a las partículas finas del suelo que se desplazan por las superficies continentales antes de acumularse, con el tiempo y en capas sucesivas, en el fondo de los lagos y embalses de las presas hidroeléctricas”, explica Sergio Morera, investigador del IGP y uno de los autores del artículo.
Es así que el equipo científico franco-sudamericano estudió, por primera vez, la evolución temporal de dos isótopos de plutonio (240Pu y 239Pu) presentes como ultratrazas en capas sedimentarias colectadas en lagos y embalses de Chile y Uruguay, el norte del Perú y suelos de la Antártida.
“Aplicando un modelo empírico de mezcla de dos fuentes pudimos diferenciar entre la caída radiactiva de las pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos, Reino Unido y la URSS antes de 1963, así como las pruebas francesas realizadas posteriormente en Polinesia entre 1966 y 1974 en el hemisferio sur”, agrega Olivier Evrard, investigador del LCSE.
Cabe precisar que Sudamérica, durante los años 60, experimentó una revolución agrícola importante que llevó a incrementar las áreas de cultivo en detrimento y consecuente deterioro de los ecosistemas naturales. En consecuencia, la rápida expansión de la agricultura aceleró la erosión del suelo y aumentó la producción y el transporte de sedimentos, lo que generó importantes repercusiones ambientales y económicas.
“Esta investigación nos ha brindado herramientas importantes que nos permitirán definir con exactitud cuál es la contribución de las actividades del ser humano en las transferencias de materia a nivel del suelo. Asimismo, hemos aprendido que las relaciones isotópicas son muy útiles para evitar interpretaciones erróneas de las reconstrucciones ambientales debido a la datación incorrecta del registro sedimentario”, culmina Morera.