Cuando vivir o morir es cuestión de clase social…Por Octavio Huachani Sánchez

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La pandemia del coronavirus no solo ha mostrado las carencias sanitarias de muchos países. También ha evidenciado cual es la diferencia que puede determinar si vives o mueres.

En los Estados Unidos el diario The Miami Herald publicó, hace pocos días, que Fisher Island, uno de los barrios más ricos de Estados Unidos, había decidido comprar miles de tests rápidos de covid-19 al Sistema de Sanitario de la Universidad de Miami (UHealth), una entidad privada.

Fisher Island es una exclusivaisla y hogar de las élites con una clínica privada abierta solamente para hacer pruebas rápidas de covid-19 a todos sus residentes y empleados, que suman más de mil personas.

Por otro lado, cientos de vehículos hacen inmensas colas en las playas de estacionamiento de cualquier estadio donde se realizan las pruebas rápidas de covid-19. Estas situaciones, evidencian la profunda desigualdad que existe para el acceso a la sanidad en la autodenominada tierra de la libertad.

«Los estadounidenses y, a veces, el resto del mundo, están escandalizados de descubrir que gente muy adinerada puede usar sus recursos para conseguirventajas cuando tienen una necesidad médica, incluido en una pandemia, pero eso siempre ha sido así y es algo que los estadounidenses parecen tolerar», señaló Arthur Caplan, director de Ética Médica de la Universidad de Nueva York.

¿Y por casa como andamos?

La mayoría, si no todos, de los hospitales de Lima han visto que la demanda ha sobrepasado todo lo previsto. Nos referimos a los hospitales, Cayetano Heredia, Arzobispo Loayza, Dos de Mayo y Sergio Bernales de Collique.

Desde muy tempranas horas del día, cientos de personas forman largas colas para poder pasar la prueba de descarte del coronavirus.

Muchos de ellos esperan recibir atención médica por presentar síntomas de COVID-19. En el Hospital Sergio Bernales, que atiende a los pobladores de los distritos de Comas, Independencia, Carabayllo y Puente Piedra, decenas de personas se hacen colas en los exteriores, respetando la distancia social mínima de un metro, a la espera de poder ser atendidos.

Algunos de ellos evidencian fiebre, tos seca y dolor corporal. además de ser adultos mayores, condición que podría agravar su situación en caso tenga COVID-19.

Por su parte las puertas del hospital CayetanoHeredia amanecieron con avisos que pegaron en una de las puertas de acceso, informando que no cuentan con más pruebas de hisopado y rápidas para descartar COVID-19.

«Nos han dicho que esperemos, y ya llevo más de una hora esperando», dijo una de las personas que, sentada en el borde la vereda, esperaba atención.

Pero no todos los peruanos pasan esa odisea.

Por ejemplo la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori recibió en su vivienda en Surco, al personal médico del prestigios laboratorio privado de origen Suizo, UNILABS para que le realizaran, la prueba serológica o rápida y una molecular. Según su abogada, estaban a la espera de los resultados para que se reuniera con sus hijas. “Es por la seguridad de las pequeñas”, arguyó.

Algunas clínicas privadas de Lima también realizan las pruebas serológica o rápida y molecular a sus pacientes. El costo es de S/.300. Cantidad que se encuentra lejos del presupuesto del peruano común y sufriente.