Congreso declara a héroe Miguel Grau precursor del derecho internacional humanitario

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Por su respeto a la integridad y vida humana del adversario

El Pleno del Congreso aprobó declarar precursor del derecho internacional humanitario aplicable a los conflictos armados en el mar, al gran almirante del Perú, Miguel María Grau Seminario.

La iniciativa recibió el respaldo unánime de 92 votos a favor y la exoneración de segunda votación de 93 congresistas.

Fuera del procedimiento legislativo, se permitió al congresista Jorge Montoya Manrique (RP) lanzar un viva en la memoria del Héroe de Angamos.

La presidenta de la Comisión de Relaciones Exterior, María del Carmen Alva Prieto, se encargó de sustentar la propuesta proveniente del Poder Ejecutivo, con un texto sustitutorio.

Durante su exposición Alva Prieto señaló que el objeto de la iniciativa es reconocer el accionar y liderazgo del Almirante Miguel Grau Seminario, durante la Campaña Naval de la Guerra del Pacífico, respetando la integridad y vida humana del adversario, diferenciando al combatiente del no combatiente y evitando la pérdida innecesaria de vidas humanas.

Manifestó que el fundamento de la propuesta se basa en el accionar que tuvo el Gran Almirante Miguel Grau Seminario, durante la campaña naval, en la cual respetó la integridad y vida del adversario.

“En el enfoque jurídico- histórico, resalta los convenios de Ginebra y sus adhesiones del Perú”, anotó.

“Durante la Guerra del Pacífico, mejor llamada «Guerra del Guano y del Salitre», destacó en el mar el comportamiento del entonces Capitán del Monitor Huáscar, hoy el Gran Almirante Miguel Grau Seminario. Esto se debe a que siempre hizo primar la razón sobre la emoción, lo que le permitió controlar las diferentes situaciones de combate en las que se encontró, para así evitar la pérdida innecesaria de vidas”, afirmó.

Aclaró, que durante el periodo en el que Miguel Grau Seminario comandó el Monitor Huáscar, desde el inicio de la guerra hasta el 08 de octubre de 1879, no existía marco jurídico codificado alguno que lo obligara a velar por la vida de los miembros del Ejército o de las Armadas en conflicto y, pese a ello, fue una de sus principales preocupaciones.

Destacó también  la naturalidad de Grau en el combate, sus principios éticos, su fe cristiana y su valorización de la vida humana, lo que le permitieron sobreponerse a los instintos primitivos de supervivencia generados durante el combate, logrando diferenciar al combatiente del no combatiente, el respetar la integridad humana de los prisioneros, al rescatar a náufragos que fueron enemigos, el destruir el material bélico del adversario evitando la pérdida de vidas humanas, el devolver prendas de valor de los contrarios quienes fallecieron en combate, y enterrar a los contrincantes; estableciendo consuetudinariamente un modo civilizado y cristiano de hacer la guerra en la mar.