El Centro nuclear del Perú produce medicamentos para tratamiento de pacientes con cáncer

0
124

Racso es el único fabricante de Ioduro de Sodio I-131 en Perú para tratamiento de cáncer de tiroides

Por: María Fernández Arribasplata

A hora y media del Centro de Lima, en el distrito de Carabayllo – muy alejado del ruido de la ciudad- se encuentra el Centro Nuclear «Óscar Miró Quesada de la Guerra» (Racso) del Instituto Peruano de Energía Nuclear (IPEN), un centro de investigación en el que se desarrolla y produce radioisótopos y radiofármacos para su uso en la salud y agricultura hasta en la industria.

El 19 de diciembre de 1988, durante el gobierno del expresidente Alan García, se inauguró el Centro Nuclear de Huarangal, un año después cambia de nombre por Centro Nuclear «Óscar Miró Quesada de la Guerra» (Rasco) como hoy lo conocemos. Alrededor de 340 personas -entre investigadores, ingenieros, técnicos y personal de planta- laboran en este centro de investigación, sin presentar ningún tipo de “accidente nuclear” durante sus 36 años de creación.

El epicentro del centro nuclear

El corazón de este centro nuclear es el RP-10, un reactor nuclear de investigación de potencia de 10 megavatios, a donde hay que ingresar bajo estrictas medidas de seguridad y con un dosímetro, para medir la radiación que podríamos recibir durante el tiempo de visita. A pesar de los niveles bajos de radiación, el dosímetro de lectura directa de radiación gamma es una medida preventiva.

Una vez dentro, el lugar no está muy iluminado y se puede apreciar un gran tanque de acero inoxidable que contiene agua con ciertas características para la labor diaria del reactor. Un equipo reducido de personas lo operan y trabajan para garantizar la seguridad nuclear. Uno de ellos es el ingeniero electrónico Emilio Veramendi, quien se desempeña como supervisor de operaciones en el reactor RP-10.

“El reactor nuclear es de tipo piscina, de cuatro metros de diámetro por 11 de profundidad. Abajo -sumergido a 10 metros de profundidad- bajo litros de agua desmineralizada, está el núcleo del reactor de siliciuro de uranio que bombea neutrones para la producción de radioisótopos. El agua es un elemento muy importante para la protección del reactor y cumple funciones de moderador, blindaje, refrigerante y nos protege de la radiación”, explica a la Agencia Andina, Veramendi, quien lleva 43 años trabajando en el IPEN.

Medicina nuclear al servicio del país

La producción de radioisótopos en el reactor RP-10 se basa en el bombardeo de blancos (óxidos) con neutrones térmicos, los blancos irradiados son trasladados en condiciones seguras a los recintos blindados de la planta de producción para su procesamiento radioquímico, dispensado y distribución a los centros de salud y la industria.

En este recinto, como bien lo explica Veramendi, se producen los radioisótopos que luego se aplicarán en la medicina nuclear, principalmente en el tratamiento del cáncer y el diagnóstico de diversas enfermedades.

Precisamente, una de las instalaciones clave del centro nuclear es la Planta de Producción de Radioisótopos, la cual se encuentra debidamente certificada por buenas prácticas de manufactura desde el año 2018 otorgado por la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID) del Ministerio de Salud (Digemid) para la producción y comercialización de los radiofármacos listos para usar en las clínicas y hospitales del país.

Los radiofármacos autorizados son: Pertecnetato de sodio Tc-99m (para detección del cáncer), Dolosam (Sm-153) (para el tratamiento paliativo del dolor), Ioduro de Sodio I-131 (estudios tiroideos y tratamiento del cáncer tiroideo y en la industria como radiotrazador) e Iridio 192.

Es importante resaltar que este centro nuclear es el único fabricante de Ioduro de Sodio I-131 en el Perú.

La ruta de producción y distribución de radiofármacos

Para producir radioisótopos se deben irradiar en el reactor nuclear, durante varias horas, determinadas sustancias químicas que después de activarse regresan a la planta y son colocadas en las celdas blindadas para su purificación y procesamientos radioquímicos.

“Los radioisótopos producidos pasan a otros laboratorios de la planta de producción donde son sometidos a diversos controles radioquímicos, físicos, químicos y biológicos para asegurar que el producto convertido en un radiofármaco cumpla con las especificaciones técnicas establecidas y pueda ser administrado a un paciente”, explica a la Agencia Andina, Anita Robles Ñique, directora de transferencia tecnológica del IPEN.

El radiofármaco “estrella” de este centro nuclear es el Ioduro de Sodio I-131, una sustancia radioactiva que la usan personas que sufren de hipertiroidismo. Puede durar ocho días, a diferencia del Pertecnetato de sodio Tc-99m, que solo dura seis horas.

“El Ioduro de Sodio I-131 se produce los lunes y martes y los miércoles está saliendo a los grandes hospitales de EsSalud como Edgardo Rebagliati o el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN). A la semana se entregan de 60 a 80 pedidos de Ioduro de Sodio I-131. Es muy sabio proteger esta tecnología porque somos los únicos que podemos dar una respuesta inmediata suministrando el Ioduro de Sodio I-131 a los hospitales y la industria”, enfatizó Robles Ñique.

Otro de los radiofármacos más importantes es el Pertecnetato de sodio Tc-99m, el cual se utiliza en la medicina nuclear y en la industria. Su producción es diaria.

“El primer turno de trabajo es a las 12 de la noche produciendo el radioisótopo. Se trae la muestra del reactor a este recinto, se disuelve y luego pasa por un proceso radioquímico y, finalmente, se fracciona la dosis de acuerdo a los pedidos que hacen los hospitales, clínicas o la industria. Luego sale a la zona de despacho por un “corredor caliente” con su blindaje y bien acondicionado. A más tardar a las 5 de la mañana debe salir la movilidad que es de uso exclusivo de material radiactivo con destino a los hospitales”, detalla Robles.

Recientemente, la planta de producción ha modernizado sus principales líneas de producción, adquiriendo equipos de última tecnología, transformación de laboratorios en salas limpias y adquisición de recintos blindados, diseñados para cumplir con las normas sanitarias y a su vez con las normas radiológicas vigentes. Esta modernización le permite a la planta de producción obtener la recertificación hasta el 2029, un gran logro para este centro nuclear.

De acuerdo a sus estadísticas, el IPEN contribuye a que aproximadamente 40,000 pacientes sean atendidos en los servicios de medicina nuclear del Perú para el diagnóstico y tratamiento de diversos tipos de enfermedades oncológicas.

Otra labor fundamental que se realiza en este centro nuclear es la calibración de los instrumentos y detectores que usan los hospitales y clínicas del país para los tratamientos con radioterapia de pacientes oncológicos. El físico nuclear Enrique Rojas Pereda es el responsable técnico del laboratorio secundario de calibraciones dosimétricas 

“Antes de suministrar al paciente un determinado compuesto se debe medir cuánto se le va a dar, para ello se calibran los equipos que miden esta actividad. Las cámaras de ionización también deben ser calibradas anualmente. Calibramos tanto a las plantas que producen como a los centros de salud que lo usan”, explica el físico peruano. 

También los vendedores de equipos de rayos X necesitan de detectores calibrados por el IPEN para corroborar que se cumplen los estándares. Pero no solo la medicina nuclear. Todas aquellas industrias que usan material radiactivo necesitan monitores calibrados para asegurarse que a su área de trabajo no le llegue la radiación.

Iniciativa Rayos de Esperanza

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) lanzó la iniciativa “Rayos de Esperanza” que busca contribuir con el establecimiento de servicios de radioterapia y su ampliación en zonas que carecen de estos conocimientos y tecnologías que salvan vidas.

El Perú se incorporó a esta iniciativa en el 2023 permitiendo poner las aplicaciones de la energía nuclear en salud al servicios de la población en las regiones mas alejadas y vulnerables. Así por ejemplo, se entregaron dos mastógrafos, uno de ellos al hospital de Bagua – Amazonas y el otro al hospital José Hernán Soto Cadenillas ubicado en Chota, Cajamarca, ambos donados por el OEIA en coordinación con el IPEN, para fortalecer los servicios de prevención de cáncer de mama en dichas regiones.

Fuente: Agencia Andina