La artista peruana Natalia Velit presentó una nueva individual en la sala de exposiciones del Senado francés en París, ciudad donde ha desarrollado su carrera.
La pintora peruana presentó en París su más reciente exposición, Flux, remarcando así la presencia peruana en Europa.
Su trabajo constante en la promoción del intercambio cultural por medio del arte le ha valido una condecoración del Senado francés. Directa, curiosa y perseverante, Natalia Velit es una artista que no olvida sus raíces.
“Ser el eterno forastero, el eterno aprendiz, el eterno postulante: he allí una forma para ser feliz” es una de las cientos de frases que nos dejó el gran escritor Julio Ramón Ribeyro, y que calza perfecto para presentar a Velit.
Ella, a base de esfuerzo, dedicación, curiosidad y perseverancia, ha expuesto en diversas galerías y salas de Europa –en especial de Francia– su particular propuesta pictórica.
En ella expresa el fenómeno de la migración, la diversidad cultural, la transformación de sociedades y, sobre todo, la memoria. No olvidar de dónde venimos y de conjugar nuestras raíces con nuevas realidades.
Pedagogía en lienzo
Su reciente muestra se presentó en la sala de exposiciones de la Orangerie del Senado francés, ubicado en los Jardines del Palacio de Luxemburgo, París.
Una muestra promovida por la Embajada del Perú en Francia y que reivindicó una vez más su propuesta y posición en el ambiente artístico francés.
“La muestra fue un homenaje a los héroes de la patria, a las ideas libertarias de América Latina, contrastando el pasado con el presente. Mi pintura incluye lo que más admiro de los pintores del siglo XVII, XVIII y XIX, para así ofrecer una noción conceptual en un cuadro abstracto”, afirma la artista que en el 2015 fue condecorada por el Senado francés en reconocimiento a los valores y profundidad de su trabajo pictórico.
Otro dato que ofrece es que usa elementos figurativos como una especie de elemento pedagógico para vincular un mensaje, pues cree “firmemente que un artista debe tener una labor pedagógica”.
Fiel a sus raíces
Natalia Velit llegó a Francia con tan solo 16 años siguiendo a sus padres. Si bien antes de pisar suelo francés tuvo un acercamiento con esta cultura, pues estudió en el Franco Peruano de Lima, lo aprendido en teoría no se comparó con la realidad.
Era la década de 1980, una época convulsa en Europa y la joven artista, a fuerza de carácter, tuvo que luchar para hacerse escuchar en una sociedad que aún no vislumbraba el gran impacto de la migración en su cultura.
Egresada de la Escuela de Bellas Artes de París, Natalia pronto entendió que para sobresalir en el competitivo mundo artístico francés debía romper esquemas, sin comprometer sus raíces.
A base de investigación y práctica se inclinó por la pintura abstracta, pero haciendo uso de una técnica más amigable a partir de la inclusión de elementos figurativos que ayudan a vincular un mensaje.
“Me percaté de que la gente pasaba de largo frente a una pintura abstracta. Entonces decidí hacer algo diferente, como incluir elementos figurativos en mis creaciones, así el público ya no veía solo una mancha; si se acercaban bien, veían una cara y de inmediato se cuestionaban de dónde venía esa otra imagen”. (Por Marilyn Lavado Ponce)
(Fuente: Andina)