«No ama el apestado a quien lo corrige»
(Proverbios).
«El aristócrata contribuye al Bien
Común, el oligarca se sirve del Estado».
El pecado llega como placer, como una falsa felicidad, un rehuir a las responsabilidades, el gozar hasta embrutecerse a nivel de las bestias.
Creer que nadie lo ve, que sus malos actos quedaran sin castigo ello es una falsedad, se engaña a sí mismo ¡no existe la impunidad ante los ojos de Dios! roba al Estado, se apropia de lo ajeno,persigue al honesto, despilfarra el dinero mal habido en búsqueda de placeres, de comodidades, de sensaciones nuevas a costa del Bien Común, a costa del prójimo en desmedro de su país.
Otros Incluso llegan a traicionar a su religión a la nación en la que nació, a la religión al que pertenece por tradición familiar por bautismo, con tal de formar parte de la larga fila de los adulones de potencias extranjeras .Con ello el traidor a Dios y a su Patria cree sentirse estar cubierto de una coraza de protección de impunidad legal de sus fechorías, como una recompensa por estar entregado de cuerpo y alma al poderoso País extranjero al cual se vendió sea está Chile, España o peor aún tonto útil del plan Comunista denominado el Foro de São Paulo.
Otros quedan excomulgados Ingresando como miembros a la Logia anticristiana que es la Masonería, logia que le prometió «tallarlo, esculpirlo como un Hombre Nuevo» un prototipo de humano sin Dios, sin Patria ,sin honor atado por siempre a una hermandad luciferina del cual nunca podrá salir luego de pertenecer a ella. El en su libre albedrío optó por ingresar a la Masonería motivado por la búsqueda de prestigio, de conocimiento, de conveniencia económica, ignorando que al ingresar a la Luciferina Secta quedó en ese instante al hacerse Aprendiz (primer grado dentro de la masonería ) excomulgado .
El infeliz excomulgado, cuando se da cuenta de los sacrilegios, de las herejías o del secretísimo que este envuelta la Masonería, si pretende denunciar ello a la opinión pública corre el peligro de ser asesinado por haber roto el juramento de secreto cuando ingreso a la mencionada Logia.
En ambos casos : el de aquel que entra al sector público para robar o aquel que abraza la secta como miembro de la Masonería, en ambos habiendo constantemente pecado y el transgredir una y otra vez los mandamientos de la Ley de Dios sin miras de arrepentimiento, sin contrición real, sin confesión valedera ante un sacerdote quedo muerto espiritualmente sin la Gracia sobrenatural que embarga a los hijos de Dios sumando a ello la gravedad que cada ves que peca se origina una nueva mancha más de molicie en su alma, arrojándose en su libre albedrío a un solo destino certero como paradero final el cual tarde o temprano va a arribar y ese lugar es el infierno.
El pecador compulsivo vive como cerdo y entre cerdos sin moral que lo guíe. Y si en algún momento de su vida se da cuenta de la profundidad del abismo en que se encuentra sumergido envuelto en un lodazal pestilente de inmoralidad , y vuelve la mirada a Dios buscando auxilio y se arrepiente con contrición y penitencia en reparación de sus actos y confiesa a un Sacerdote todos sus pecados y comulga buscando enmendar su vida quizás logre salvar su alma al reconciliarse con Dios, claro que previamente al logro de su salvación El debe reparar todo el daño echo al prójimo y optar por una real conversión espiritual, mientras ello no suceda será de aquellos que se revuelcan en la inmundicia denigrante y pestilente que conlleva el pecado, vive como todo un cerdo, encadenado a sus vicios carnales a la ambición desmedida de alcanzar poder político, de riqueza material.
Si el pecador viene de apellido considerado dentro de la sociedad como perteneciente a la Aristocracia, El al aprovecharse , al usufructuar los bienes públicos, al abusar del derecho de los trabajadores ,deviene su prestigio en todo lo contrario a lo que fue por mérito moral y social ganado en el tiempo por su familia o por mérito propio, pasó de ser considerado de Aristócrata a ser catalogado como un vulgar y malsano Oligarca, un apestado y escoria para Dios y para la sociedad .
Dado la gravedad en el Alma a que conlleva el pecado, citó en relación a ello a Sor María de Agreda:
¡Oh terribilidad del pecado y su malicia, que tú sola bastas para detener la impetuosa corriente de tantos bienes eternos !
(Cap IV 35. La Mística Cuidad de Dios).