Venezuela libra una batalla por la libertad, la tiranía de Nicolás Maduro consumó un fraude electoral de grandes proporciones, el pasado 28 de Julio. La comunidad internacional, no ha respondido con la contundencia que se esperaba, más allá de la posición expresada por el Parlamento Europeo y un sector importante de los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos. La victoria de Donald Trump y la designación de Marco Rubio, como Secretario de Estado representa un hálito de esperanza para la oposición venezolana. La política concesiva del gobierno de Joe Biden, mostró una vez más la postura ambivalente del partido Demócrata y de los funcionarios y asesores del Departamento de Estado marcados por el progresismo y la Agenda de Naciones Unidas 2030.
Nicolás Maduro es un operador político de Cuba, tal vez confía más en la inteligencia cubana, que en los estamentos militares de su país. Desde la fecha de las elecciones ha puesto interés en prescindir de altos oficiales que supuestamente no están dispuestos a defenderlo políticamente en todos los escenarios posibles. Por su parte los gobiernos de Rusia, China e Irán especialmente respaldan al tirano; mientras que en América Latina la dictadura está segura de contar con la adhesión de Díaz Canel, Daniel Ortega y del gobierno de Luis Arce de Bolivia.
Por su parte Gustavo Petro de Colombia, Lula Da Silva de Brasil y Claudia Sheimbaun de México no han sido capaces de calificar de fraudulentas, las elecciones celebradas el 28 de Julio. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ofreció resultados definitivos, sin haber mostrado una sola acta electoral. Por su parte Edmundo Gonzalez Urrutia y María Corina Machado lograron mostrar y publicar la casi totalidad de las actas de sufragio, que evidenciaron la victoria contundente del presidente electo Edmundo Gonzalez. A pesar de que el Centro Carter ha informado de manera detallada los alcances de la contundente victoria de la oposición; sin embargo otros organismos han guardado silencio o han preferido el lenguaje propio de los que sólo murmuran o hablan a media voz.
Fue lamentable ver al ex presidente de México, López Obrador tratar en sus tediosas «Conferencias de Prensa» de explicar que su gobierno estaba a la espera de conocer los escrutinios finales, evitando calificar la inconducta de los miembros del Consejo Nacional Electoral. El fraude en Venezuela se ha consumado con la complicidad de los gobiernos de México, Brasil y Colombia. Nicolás Maduro logró con la firma de los Acuerdos de Barbados ganar tiempo y burlarse una vez más de la comunidad internacional. El gobierno de Boric ha guardado cierta distancia respecto a Nicolás Maduro, no atreviéndose a ser más frontal, en la medida que Gabriel Boric, no ha querido dañar la coalición de gobierno, con el partido Comunista pro castrista y el Frente Amplio.
El gobierno de Pedro Sánchez en España asegura haber desarrollado esfuerzos para garantizar la libertad y la vida de Edmundo Gonzalez. El papel nefasto que viene cumpliendo el ex presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero no puede ser minimizado. El PSOE tiene en su líder histórico Felipe Gonzalez, una voz autorizada que representa las viejas tradiciones del socialismo defensor de la libertad. Pedro Sánchez parece ser parte de tramas de corrupción, respecto al «extraño viaje» realizado a España por la Vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez (hace un tiempo).
La victoria de Edmundo Gonzalez fue contundente, con una diferencia de 30 puntos porcentuales y varios millones de votos más que Nicolás Maduro. La Corte Penal Internacional ha dado algunos pasos, sin embargo no ha sido capaz de dictar una orden internacional de arresto contra Nicolás Maduro. Si el 23 de Enero de 1958, el pueblo de Venezuela puso fin a la dictadura de Pérez Jiménez, con la participación de militares y civiles, destacando el liderazgo de Rómulo Betancourt; hoy el pueblo de Venezuela cuenta con María Corina Machado, como lideresa indiscutible. La figura señera de Edmundo Gonzalez Urrutia, da la imagen de ponderación y manejo ante el mundo. Alrededor de 8 millones de venezolanos han emigrado al exterior, lo que representa un 25% de la población del país. Si Nicolás Maduro se aferra al poder, seguramente seremos testigos de una nueva ola migratoria, que agravará la crisis de seguridad en la región.
Cuba y Venezuela se necesitan mutuamente, comparten políticas y estrategías, ambos países no son capaces de ofrecer oportunidades laborales a sus jóvenes y trabajadores. Más aún con astucia y sin escrúpulos, sus gobiernos consideran que les conviene que sus connacionales envíen miles de millones de dólares a sus familiares. Nicolás Maduro ha reprimido en el pasado, hoy está dispuesto a encarcelar, torturar e incluso asesinar a sus opositores. Los próximos días serán decisivos para Venezuela. En el supuesto caso que Nicolás Maduro asuma el próximo 10 de enero un nuevo período presidencial, estimó que su gobierno no logrará consolidarse. La movilización del pueblo en las calles de todo el país y la deserción o levantamiento de un sector importante de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional Bolivariana, abrirá un camino de esperanza hacía la libertad. La caída de Nicolás Maduro, representará un duro golpe para Cuba y su fallida revolución. No es posible que la otrora Venezuela democrática, esté en manos de personajes de la calidad moral de Nicolás Maduro, los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, así como Diosdado Cabello. En Venezuela se libra una batalla por la libertad. Edmundo Gonzalez ha iniciado un periplo por varios países, mientras que María Corina Machado en Venezuela, espera la movilización de los millones de hombres y mujeres que votaron el 28 de Julio por Edmundo Gonzalez Urrutia. La libertad está en juego.