Andrés Manuel López Obrador anunció desde el inicio de su gobierno, que pondría en marcha la llamada «Cuarta Transformación» con el claro propósito de reinvidicar y defender los derechos del pueblo.
Durante su sexenio ha permitido virtualmente que los «carteles de la droga» tomen el control de parte del país y se convierten en aliados políticos de MORENA.
López Obrador tuvo una larga militancia en el PRI e intentó varias veces la presidencia de la República, siendo elegido en el 2018 en un contexto de crisis política y creciente rechazo de la ciudadanía hacía el otrora hegemónico PRI y el PAN que había gobernado durante las administraciones de los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón.
López Obrador como líder del «Grupo de Puebla» pretendió convertirse en el político progresista, crítico del autoritarismo y decidido a escribir un capítulo valioso en la historia de México.
La economía mexicana es la segunda economía latinoamericana, teniendo estrechas relaciones económicas con Canadá y Estados Unidos afianzadas por la puesta en vigencia del Tratado de Libre Comercio de N.A. desde 1995. Durante su gobierno se renegociaron los alcances del TLC a pedido del gobierno del presidente Trump.
Las clases medias mexicanas fueron decisivas en la victoria alcanzada por López Obrador hace seis años y seguramente que la orientación de su voto en las próximas elecciones será determinante.
López Obrador a lo largo de su gobierno, de manera habitual ha desarrollado Conferencias de Prensa a primera hora del día y durante varias horas.
Sus Conferencias aparentemente han estado controladas por el aparato de prensa del gobierno, habiéndose producido sólo contadas situaciones, en las que algún periodista ha tratado de incomodar al jefe de Estado, con preguntas o repreguntas incómodas.
Sus largas «mañaneras» tediosas, han dejado pocas lecciones de teoría política, cultura general o conocimiento de la realidad mexicana; sin embargo han sido instrumento de propaganda política y espacio para denostar de sus adversarios políticos e incluso hacer declaraciones impropias hacía gobiernos, afectando las relaciones internacionales.
López Obrador ha sido complaciente con Nicolás Maduro, con Daniel Ortega, Díaz Canel y Evo Morales. Sus acciones fueron abiertamente injerencistas en el caso de Pedro Castillo, denunciando más de una vez la actitud racista de la clase dominante y oligárquica peruana, frente a un presidente de origen campesino.
López Obrador no dudo en concederle asilo al golpista Pedro Castillo el mismo día que intentara perpetrar un golpe de Estado. Más aún no reconoció la sucesión constitucionsl ocurrida en el Perú, habiendo bloqueando el accionar de la Alianza del Pacífico, invocando como pretexto la falta de legitimidad del gobierno presidido por Dina Boluarte.
A ello se suma, el que su gobierno concedió asilo a un sentenciado por la justicia ecuatoriana, el ex vice presidente Glass, generándose un grave conflicto diplomático entre México y Ecuador.
López Obrador ha hecho de la demagogía una forma de comunicación política, polarizando a su país, desdeñando los consensos y acuerdos políticos. El gobierno de López Obrador invocando la «doctrina Estrada» no condenó a la tiranía de Nicolás Maduro, en momentos que en la Asamblea de la OEA estaban por alcanzarse los 2/3 necesarios según la Carta hemisférica.
En el plano de la economía, su gobierno ha desarrollado obras fastuosas, sin el debido sustento técnico e incluso dejando inconclusas otras. Los programas sociales se han extendido a más personas, alentando el clientelismo político en un movimiento como MORENA, que logró que sectores disidentes de otros partidos se incorporen en sus filas.
Durante el gobierno de López Obrador ha aumentado la tasa de homicidios y feminicidios, como a la vez no han sido capaces de tener éxito en la búsqueda de los desaparecidos o sancionar a los culpables de graves violaciones a los Derechos Humanos.
Las elecciones mexicanas representan una gran oportunidad para que el electorado cercano a los cien millones, pueda con su voto hacer posible la alternancia en el poder.
López Obrador tiene en la candidata Claudia Sheinbaum, una persona de su absoluta confianza, que con disciplina ha repetido las mismas frases pronunciadas en la campaña presidencial de hace seis años por López Obrador.
MORENA ha perdido el apoyo de las clases medias, pero ha afianzado su base social, con el generoso aumento de subsidios. En el último sexenio ha aumentado la pobreza y crecido la inseguridad ciudadana.
México es el paso obligado de millares de migrantes hacía Estados Unidos, más aún cuando la administración Biden flexibilizó la política migratoria. Las ansias de migrar han crecido, precisamente por el fracaso de los gobiernos autoritarios que el presidente López Obrador respalda políticamente.
Alrededor de la cuarta parte de la población venezolana ha migrado y lo propio ocurre con cubanos y nicaraguenses. La coalición de partidos integrada por el PRI, el PAN y el PRD tiene en Xoechilt Gálvez una candidata que durante los tres debates presidenciales y la campaña ha demostrado solvencia y planteado propuestas que están animado a un sector del electorado a salir a votar.
López Obrador no se siente seguro, su candidata ha tratado de diferenciarse del presidente en el tramo final de su campaña. López Obrador tiene rasgos autoritarios, ha pretendido someter a la Corte Suprema, al ente electoral y es intolerante con la crítica y con sus adversarios. López Obrador parece cada vez más falso y preocupado en proteger a sus hijos y entorno.
El narcotráfico y la economía que se genera en torno a sus ilícitas actividades, es parte de la realidad cotidiana de un país marcado por la violencia. No se descarta una victoria de la candidata de la oposición, más allá de las cifras que marcan las encuestadoras.
El gobierno habla de un posible fraude, tal vez por que lo está promoviendo o en su defecto porque en caso de perder las elecciones, no reconocerá su derrota. Lima, 31 de Mayo 2024.
Por: José Antonio Torres Iriarte.