Joven ucayalina también se dedica a elaborar piezas artesanales shipibas, arte que aprendió de sus padres y ahora enseña a sus menores hijos.
Rosa López Rengifo nació rodeada de arte ancestral representado en figuras geométricas, llamativos colores, música y lengua milenaria, así como un profundo respeto a la naturaleza. Sin embargo, estas características que refuerzan las costumbres de su comunidad shipibo-konibo se están dejando de practicar en ciertas zonas. Por tal motivo, la joven se ha propuesto preservar su identidad étnica enseñando el dominio de su lengua originaria a través del uso de canciones infantiles como estrategia para mejorar la pronunciación y entonación.
Rosa aprendió las tradiciones milenarias en su natal provincia de Ucayali, región Loreto, en donde escuchaba las canciones infantiles en su lengua originaria desde la propia voz de su madre. Ahora, como estudiante del octavo ciclo de la carrera de Educación Intercultural Inicial Bilingüe, busca mantener vigente su cultura mediante la enseñanza.
“A veces no se pronuncia adecuadamente la lengua y se deja de hablarla por dificultades que pueden reforzarse en su momento. Las canciones pueden ser un aliado importante para mantener vivo nuestro legado ancestral”, explica la también beneficiaria de Beca Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.
La joven precisa que, para hablar esta lengua, se debe practicar desde la niñez y lograr una correcta pronunciación y entonación, aspectos en los que encontró fallas durante sus prácticas preprofesionales en un colegio de educación inicial. Por ello, plantea usar las canciones infantiles populares como estrategia didáctica para reforzar la oralidad de la lengua, consolidar la identidad cultural y a su vez, difundir las creencias milenarias.
“El objetivo es que el niño mejore la expresión oral y, a su vez, su socialización con el entorno intercultural al pronunciar mucho mejor las palabras, comunicarse mucho mejor en su lengua materna y el castellano. Las canciones son un recurso muy importante ya que no solo transmiten estos conocimientos, sino también la cosmovisión amazónica que es la base de nuestra identidad étnica”, precisa. Son 34 152 peruanos que consideran al shipibo-konibo como su lengua materna, según el censo nacional del 2017.
Rosa indica que estas canciones populares tradicionalmente empleadas para el entretenimiento o el juego de los menores serán utilizadas para desarrollar sus habilidades y aprendizaje de ciertos temas y, a su vez, enseñar el dominio de su lengua originaria. Además, añade que la aplicación de las canciones infantiles en la lengua shipibo-konibo da ventajas a los niños bilingües, como ayuda en su desarrollo cognitivo, logra una mayor comprensión y dominio de la expresión corporal, y favorece en su desarrollo emocional y creatividad.
Con el apoyo de sus asesores y maestros de universidad, la joven avanzará este proyecto que será el mismo que sustente para graduarse de la carrera. Señala que el objetivo es que esta estrategia pueda ser replicada en diferentes colegios del país en favor de la mejora de la lengua.
Esfuerzo y arte
Rosa es la última de cuatro hermanos y la primera de su familia en decidir acabar el colegio e ingresar a una universidad. De niña disfrutó mucho interactuar y jugar con sus amigos representando una escuela, en la que ella casi siempre cumplía el papel de maestra. Esto le motivó a saber desde adolescente que quería ser profesora. No obstante, ante la necesidad económica de su familia dejó el colegio para trabajar desde cuarto de secundaria y cinco años después retomó sus estudios.
Tras ello, se preparó para postular a Educación Intercultural Inicial Bilingüe en la Universidad Nacional Intercultural de la Amazonia e ingresó. “Al enterarme que lo había logrado me dije: ‘Ahora sí voy a lograr mis sueños’”, cuenta. La joven se encuentra en el octavo ciclo de la carrera que considera fundamental para el desarrollo del país, al enseñar en la lengua materna de las variadas poblaciones peruanas y de esta forma, preservar sus culturas.
El talento, a su vez, elabora artesanías shipibas, arte que aprendió de sus padres y ahora enseña a sus tres menores hijos. “Todo es posible. Cuando uno quiere algo, con bastante esfuerzo lo logra a pesar de los obstáculos que se puedan presentar. Llenen su mente de actitud positiva y dígase a sí mismos que sí tienen la capacidad de alcanzar sus metas. Nunca es tarde para lograr nuestro objetivo de ser un buen profesional”, resalta.