Ministerio De Cultura desarrolla por primera vez el Programa “La Libertad De La Palabra” en el Centro Juvenil Santa Margarita

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Es a raíz de alianza entre el Ministerio de Cultura y el PRONACEJ. Las jóvenes del centro pudieron conversar virtualmente con la escritora Elizabeth Salazar Ricra, autora del libro “Tocino y Chalona».

El Centro Juvenil Santa Margarita del Programa Nacional de Centros Juveniles – PRONACEJ, recibió por primera vez al programa “La Libertad de la Palabra”, que lleva adelante el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección del Libro y la Lectura. Para esta ocasión, se realizó la visita virtual de la escritora Elizabeth Salazar Ricra, autora del libro “Tocino y Chalona”historia que fue leída e interiorizada por las jóvenes presentes. 

Para la realización del evento se contó con la presencia virtual de Edwar Rebaza Iparraguirre, director ejecutivo del Programa Nacional de Centros Juveniles y Leonardo Dolores Cerna, director de la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura, quienes facilitaron el conversatorio entre la autora y las adolescentes. 

Uno de los papeles fundamentales de la literatura es trabajar con la parte más sensible del ser humano. Esta llega y marca la vida de una persona, de toda una generación. Es así como transforma las sociedades. Es por ello que, el Ministerio de Cultura y PRONACEJ, en una alianza estratégica, impulsan el programa “La Libertad de la Palabra”, cuya labor no solo es fomentar el hábito lector en adolescentes y jóvenes de los diferentes espacios que ellos tienen a su cargo, sino también la escritura y el interés por el conocimiento.

El título Tocino y Chalona” es la historia de dos niños que no tienen casa, duermen en los parques, comen en el mercado y se ganan la vida trabajando en los micros y buses. Estos hermanitos enfrentarán juntos la dura vida de la calle, pero, a pesar de sus muchas dificultades, siempre encontrarán la forma de salir adelante.

La comunicación entre la escritora y las jóvenes presentes fue muy fluida, ya que dio respuesta a cada una de las interrogantes que le hicieron, respecto del libro. 

Una de las preguntas fue respecto a que, si escribiría una segunda parte de la obra, y la respuesta de la escritora fue la siguiente: “esa pregunta es muy frecuente con este libro, invita a una segunda parte, varios me preguntan lo mismo. Ahora sí tengo una respuesta, y sí, va haber una segunda parte de este libro y espero trabajarla apenas pueda prescindir de estos anteojos oscuros, porque tuve una operación al ojo”.

La otra interrogante a la escritora, fue si se sintió identificada con alguna parte del libro, a lo que Elizabeth respondió: “me sentí identificada con cada parte, con cada situación del libro, porque tuve la oportunidad de vivir esas situaciones junto con esos niños y no me fue indiferente. Uno de mis alumnos se acercaba a mí con la tristeza en sus ojos, con el desamparo en sus ojos esperando una respuesta que yo no tenía, porque yo no tengo la respuesta a todo. Lo admirable en esos niños es la resiliencia que tenían. Esa palabra quiere decir que nosotros como seres humanos enfrentamos situaciones terribles y en lugar de salir derrotados, salimos con más fuerza, con más fortaleza”.

En la segunda parte de la programación se llevó a cabo la apropiación e interpretación del texto vinculado a las artes. Las jóvenes compusieron una canción en base a la historia del libro, acompañadas por el sonido de un cajón, que otra de las muchachas tocaba. 

También hicieron dibujos de las partes del libro que más les gustaron; así como la representación del capítulo 1 de la historia, algunos sketches del libro y un teatro de títeres interpretando el capítulo “¿Qué pasa ma?”.

Pero lo más importante fue el mensaje que una de las jóvenes, quien dijo que: sin embargo, esta obra es un gran ejemplo para cada una de nosotras, debido a que por más que haya situaciones complicadas que atravesemos. Por más oscuro que veamos el camino, al final del túnel siempre hay una luz, y con esfuerzo, dedicación y trabajo honesto, todo lo podemos lograr”. Es así que se puede aseverar que la literatura es un pilar fundamental para trabajar en diferentes niveles con toda la población.

Vale recordar que, en el año 2015 se inició esta aventura literaria con el programa “La Libertad de la Palabra”, que se desarrolla en 29 centros penitenciarios de todo el país, beneficiando a más de 4600 Niños, niñas adolescentes, adultos y adultos mayores  en situación de vulnerabilidad y exclusión social. También se ha implementado en centros juveniles y en dos albergues del INABIF. 

Este programa no solo es un motor orientado a sostener a las y los  infractores de la ley que por diversas circunstancias se encuentran en un centro juvenil, sino también contribuye a visibilizar el trabajo de las autoras y autores a nivel nacional. En este contexto, el Ministerio de Cultura contribuye con el trabajo de reinserción social de las personas, consolidando su compromiso con el desarrollo cultural de peruanos y peruanas; así como a la democratización del acceso al libro y la lectura.