“Reflexiones: Las dos caras del periodismo”… Por Ricardo Burgos

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Anoche, en la sede institucional del Colegio de Periodistas, dimos la bienvenida a 11 nuevos colegas que decidieron inscribirse en la Orden.Hoy, somos ya 4 mil 300 colegiados en Lima, la base más importante del país. Nuestros nuevos miembros ,de acuerdo a sus propias creencias y convicciones, juraron, en algunos casos, ante la biblia y el crucifijo, otros prometieron por la patria, En ambos casos, sin excepción alguna, se comprometieron a cumplir fielmente los estatutos del Colegio y a respetar estrictamente los principios de la ética profesional.

De los once colegiados, 9 son mujeres, algunas de ellas madres de familia y a la vez destacadas profesionales. Los varones, trabajan en medios de comunicación e instituciones públicas.

Colegiarse, dije en mi discurso, es un honor, un compromiso supremo. No obligamos a nadie a colegiarse. Es una decisión muy personal, pero cuando uno da ese paso se asocia a una familia de profesionales de los medios de comunicación que se obligan, por convicción, a buscar la verdad, bajo el escudo de la libertad de prensa y expresión y se comprometen a la vez a velar por el prestigio profesional y seguir al pie de la letra las normas morales, éticas y deontológicas de la Orden.

Es la cara amable, responsable del periodismo profesional que todos quisiéramos ver siempre.

Ayer, sin embargo, a esa misma hora, un compacto grupo de jóvenes reporteros, camarógrafos y reporteros gráficos de los medios de comunicación más importantes del país dirigido a distancia por sus jefes de mesa, jefes de información,productores y directores le mostró a la población la otra cara de nuestra profesión. Ese rostro cretino, indolente, morboso, sensacionalista e hipócrita que debería avergonzarnos a todos.
Anoche, fue el ingreso a tropel a la residencia de una familia procesada por el supuesto delito de lavado de activos. Hicimos tabla rasa del derecho de la inviolabilidad de domicilio, nos pusimos por encima de la ley.

Otros días, perseguimos a terroristas, los convertimos en émulos de Robin Hood, los inmortalizamos con coberturas idiotas y olvidamos que son violadores de los derechos humanos, asesinos convictos y confesos .Como las noticias tienen corta vida, vamos por más y nos dedicamos a cazar feminicidas , monstruos de la bicicleta o de la gasolina. Puro morbo. El libreto informativo es el mismo:violencia, sangre y muerte.

Aún cuando sigo desempeñándome como reportero de televisión, en el frente internacional, muchas veces no dejo de preguntarme…¿ Cuándo se jodió la televisión en el Perú ?
Los lectores de las redes sociales tendrán sus propias respuestas, Pero a mi, como periodista, como Decano del Colegio de Periodistas de Lima, me duele la forma como se están aniquilando los valores y principios éticos de nuestra profesión.

Por eso, en nuestra Orden, estamos comprometidos en denunciar estas tropelías, en poner al descubierto a los sicarios de la noticia y sus autores mediatos. Invocamos a nuestros jóvenes reporteros a no convertirse en carne de cañón ni en artillería de la infamia . No hay que olvidar a Joseph Pulitzer, famoso por los premios periodísticos que llevan su nombre: «Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico» .

Razones más que suficientes para alegrarnos cuando más periodistas deciden de manera voluntaria colegiarse y renegar del periodismo sensacionalista. Y es que al hacerlo, asumimos responsabilidades éticas y morales que nos convierten en mejores personas y mejores profesionales al servicio de nuestro país.