El incremento de la violencia y las desigualdades contra la mujer nos lleva a pensar cuáles son los sectores que necesitamos reforzar para revertir esta realidad. Uno de ellos es la educación, principal herramienta que promueve el cambio social y que abarca una etapa fundamental en la vida donde se forman los valores y el carácter de las personas.
Para lograr este objetivo es importante la participación activa de los docentes, orientando y educando a los estudiantes en aspectos claves para una educación que promueva el respeto y la igualdad hacia las mujeres.
Por ello, Juana Muñoz Sánchez, coordinadora de Departamento de Psicopedagogía y Psicóloga del colegio Abraham Lincoln, comparte 6 valiosos consejos que pueden ser aplicados desde las aulas para cumplir este objetivo.
- Educar la igualdad desde todas las asignaturas
Todas las materias que se imparten en la escuela pueden servir para fomentar la igualdad. Indicar la creación de grupos entre hombres y mujeres de forma equitativa para los trabajos académicos o promover la participación por igual son buenas prácticas. Así mismo, la idea errada sobre el niño fuerte y la niña delicada no debe ser fomentada ni respaldada por los docentes.
- Promover la distribución equitativa de las actividades y deportes
Es común designar actividades o deportes que han sido adoptados por la sociedad como “exclusivos” para cada género. Es así que las niñas sólo deben limpiar, ordenar o jugar vóley, mientras que los niños cargan objetos pesados y juegan futbol. Por esta razón se debe promover la distribución equitativa de actividades y organizar la creación de equipos de ambos sexos en los deportes.
- Fomentar la participación de las niñas en las elecciones escolares
Según ONU Mujeres el promedio de parlamentarias mujeres en Latinoamérica es de un 28,1%. Por ello, es importante impulsar la participación de las niñas y adolescentes en política y una buena oportunidad serían las elecciones escolares.
- Promover el debate sobre los estereotipos
Vivimos en una sociedad llena de estereotipos sobre cómo deben ser, tanto de forma física como sicológica, los hombres y las mujeres. En este contexto se debe abrir un debate constante desde las aulas para pensar a dónde nos llevan estos prejuicios y pensar en cómo contribuir al cambio.
- Concienciar sobre las consecuencias de la violencia a la mujer en la sociedad
Además de los daños físicos y sicológicos que causa la violencia en los que la sufren o presencian, existen consecuencias para la sociedad como la obstaculización de la reducción de la pobreza ya que no se integra a la mujer en el proceso de desarrollo. Así mismo, es probable que las personas que hayan vivido en este ambiente lleguen a ser víctimas o maltratadores al crecer, creando un círculo que se repite.
- La participación activa de los padres
La familia es un importante pilar en la formación de los estudiantes. Si no se da un buen ejemplo en casa o no se pone en práctica lo enseñado no se tendrán resultados. Por ello, hay que mostrar que ambos pueden realizar las mismas actividades y que es bueno turnarse en los quehaceres del hogar.
(Fuente: Andina)